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Catedral de Santiago de Compostela

Terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.
Terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.

Artes Textiles

Explora la majestuosidad histórica en la Catedral de Santiago con sus tesoros textiles, desde sedas medievales hasta el épico Gallardete de la Batalla de Lepanto.

Artes Textiles y su historia

Historia de las Artes Textiles de la Catedral

Además de la importante colección de tapices de la Catedral, se conservan en su Museo valiosas piezas de otras artes textiles desde la Edad Media hasta nuestros días. Debemos tener en cuenta que las ropas litúrgicas más valiosas se bordaban en lujosas telas con hilos de oro, llegando éstas a guardarse en el Tesoro, entre las piezas más valiosas, como relicarios, documentos y vasos sagrados.

Con menor valor artístico, aunque sí con valor simbólico, en la Capilla de San Fernando está expuesto el capelo cardenalicio del Cardenal don Fernando Quiroga Palacios, junto a un tríptico donado por éste. Él fue el último de los príncipes de la iglesia de la diócesis de Santiago entre 1952 y 1971, muy querido en Santiago. Llegó incluso a ser miembro de la Comisión Preparatoria del Concilio Vaticano II.

En una sala del museo adaptada especialmente para la conservación de tan delicadas piezas, se exponen piezas textiles muy singulares de las que a apenas se encuentran muestras en otros museos. Sin duda, la importancia del Camino de Santiago, también como vía comercial ya desde el siglo X, propició la llegada de telas lujosas, sobre todo de Oriente y Al Andalus.

Las piezas más antiguas proceden de la teca de San Martín Pinario, y son de finales del siglo XI. Éstas son de una tela de seda roja de factura almorávide, elaboradas con la técnica de tapiz, y adornadas con franjas con inscripciones en árabe, además de un fragmento de seda hispano-árabe de color marfil con una cenefa central de decoración geométrica.

Tejido almorávide. Finales del siglo XI. Seda. Técnica de tapiz.
Tejido almorávide. Finales del siglo XI. Seda. Técnica de tapiz. Procede del altar de consagración de San Martín Pinario (1104)

Otras de las piezas textiles medievales aparecieron en 1998 dentro de la urna relicario de Santa Susana de la Capilla de las Reliquias. Son de la primera mitad del XIV y corresponden al lujoso tipo de los llamados panni tartarici, en los que la seda de la urdimbre tiene un efecto decorativo y la trama ornamental es de hilo de oro. El primero de ellos es una Dalmática decorada con motivos vegetales en oro sobre fondo azul turquesa. La segunda, un fragmento de motivos florales en oro sobre un fondo marrón. La tercera y más singular de estas telas es una hecha en lino procedente de Asia Central, acaso utilizada como sudario, sin apenas parangón en toda Europa. Data del siglo XI, y está decorada con motivos animales y vegetales en seda roja, presentando similitudes con tejidos egipcios coptos tardíos.

Dalmática de Panni Tartarici. Asia Central, primera mitad del siglo XIV. Seda y oro. Procede del relicario de Santa Susana.
Dalmática de Panni Tartarici. Asia Central, primera mitad del siglo XIV. Seda y oro. Procede del relicario de Santa Susana.
Fragmento de Panni Tartarici. Asia Central. Primera mitad del siglo XIV. Seda y oro.
Fragmento de Panni Tartarici. Asia Central. Primera mitad del siglo XIV. Seda y oro.

Más abundante es la colección de vestiduras y ornamentos en honor al Apóstol, formada por ropas litúrgicas y otros paños utilizados y donados por las más altas dignidades de la basílica, y que en algunos casos sufrieron cortes, transformaciones y adaptaciones a través de los siglos. Destaca la colección de ocho capas pluviales de mediados del XVI, conocidas como “de Santa Isabel de Portugal”, aunque en realidad fueron donadas por el Arcediano de Nendos Beltran de Coix, según consta en uno de los broches. Estas capas del 1561 combinan el bordado y el tejido según la técnica de oro matizado, y se atribuyen al bordador compostelano Gonzalo Luaces.

Pero aún son más abundantes las piezas de época barroca, de las cuales están expuestos elementos que formaban parte de ternos. Así, vemos una capa pluvial fúnebre del siglo XVIII, de taller toledano. Bordada en seda y oro, recordando a las típicas obras de damasquinado toledano, ésta presenta una profusa decoración jacobea debida a su lugar de destino. Otra capa pluvial con escudo episcopal, de mano del toledano Miguel Molero, data del año 1777. También es de seda y oro, y presenta abundante decoración vegetal y pasamanería en su perímetro.

Casulla y estola que forma parte del terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.
Casulla y estola que forma parte del terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.

De inicios del siglo XIX tenemos un terno que forma parte del legado del Maestrescuela, Provisor de la Diócesis de Santiago y Secretario de Estado entre 1792 y 1794, don Pedro Acuña y Malvar, a quien perteneció la pieza. Presenta también profusa decoración jacobea en oro realzado con canutillos, lentejuelas y entorchados sobre seda. Del mismo legado forman parte muchos de los demás tapices expuesto en el Museo de la Catedral.

Terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.
Terno de don Pedro de Acuña y Malvar. Seda y oro, finales del XVIII-principios del XIX.

Al margen de tapices y colgaduras, la “joya” de las colecciones textiles del Museo es sin duda, por su importancia histórica y simbólica además de su valor artístico, el Gallardete de la Nao Capitana en la Batalla de Lepanto. Data de hacia 1571, tiene unos diecisiete metros y medio de largo y está hecho de lino decorado con pintura al temple. Tras la última restauración, los colores han recuperado su intensidad. Sobre un fondo de tres franjas – roja, oro y azul – vienen representando un Calvario, un Trono de Gracia, el veneciano León de San Marcos, el blasón imperial de la Casa de Austria y un Grifo genovés, además de las imágenes de San Juan Evangelista, Santiago Peregrino y San Juan Bautista, el escudo de Castilla y el de la Casa Saboya, y una inscripción hoy ilegible.

Todos estos motivos aluden a la alianza de los estados miembros de la Liga Santa que, comandados por Don Juan de Austria, derrotaron a los turcos en Lepanto en octubre de 1571. El mismo comandante fue precisamente quien, como acción de gracias al Patrón de España por la victoria, hizo donación a la Catedral de esta tela y de otras valiosas banderas y armas del derrotado Alí Bajá, aunque solo el Gallardete de la Nao Capitana ha llegado a nosotros. Durante muchos años éste era colgado en la nave central de la catedral durante las fiestas del Apóstol, en el mes de julio

Gallardete de la Nao Capitana en la Batalla de Lepanto. Hacia 1571. Lino pintado al temple.
Gallardete de la Nao Capitana en la Batalla de Lepanto. Hacia 1571. Lino pintado al temple.