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Consejos útiles para el visitante
Contenido
- 1Orígenes y Leyendas de la Catedral de Santiago.
- 1.1 El traslado milagroso del cuerpo del Apóstol Santiago
- 1.2 La visión del ermitaño Pelagio y el descubrimiento del sepulcro apostólico
- 1.3 Fundación de la primera iglesia de Santiago y del monasterio de San Salvador de Antealtares
- 1.4 La Basílica de Alfonso III: esplendor en la Compostela prerrománica
- 1.5 La Capilla de la Corticela: un espacio de acogida con historia propia
- 1.6 El ataque de Almanzor y la destrucción de la basílica prerrománica
- 1.7 Conclusión: un lugar donde convergen la fe, la historia y la leyenda
- 2La construcción de la Catedral de Santiago.
- 2.1 Los primeros pasos: de iglesia a basílica monumental
- 2.2 Diego Gelmírez: visión, poder y expansión de la obra
- 2.3 El Maestro Mateo y la cripta: genio arquitectónico al servicio del símbolo y la devoción
- 2.4 El Pórtico de la Gloria y la fachada del Maestro Mateo: arte, teología y luz en la Catedral de Santiago
- 2.5 El Coro del Maestro Mateo: una joya perdida en la Catedral de Santiago
- 2.6 Simbolismo y destrucción del coro de Mateo
- 3La Evolución Arquitectónica de la Catedral de Santiago de Compostela: De sus Orígenes Románicos al Esplendor Barroco
- 3.1 Una Catedral que Evoluciona con la Historia
- 3.2 Transformaciones Góticas: Nuevos Espacios y Función Defensiva
- 3.3 El Renacimiento y el Siglo de Oro: Plateresco y Tradiciones Jubilares
- 3.4 Barroco Gallego: La Catedral se Reinventa
- 3.5 La Fachada del Obradoiro: Apoteosis Barroca
- 3.6 Interior Barroco: Capillas, Retablos y el Botafumeiro
- 3.7 Del Barroco al Neoclasicismo: Últimas Transformaciones
- 3.8 Una Obra Maestra Viva: Símbolo del Camino y del Patrimonio Europeo
- 4Museo de la Catedral de Santiago: un recorrido por la historia, el arte y la fe
- 4.1 El Palacio de Gelmírez: una joya del arte civil medieval gallego
- 4.2 Obras de espacios desaparecidos y documentos históricos de incalculable valor
- 4.3 El Tesoro de la Catedral: arte sacro y donaciones reales
- 4.4 Textiles y tapices históricos: una colección única en España
- 4.5 ¿Por qué visitar el Museo de la Catedral de Santiago?
- 5La Historia de la Peregrinación a Santiago.
- 5.1 El Camino de Santiago: Patrimonio Espiritual y Cultural de Europa
- 5.2 Del Camino del Norte al Camino Francés: las rutas históricas hacia Santiago
- 5.3 Rutas del Camino de Santiago: una experiencia universal
- 5.4 El Legado del Camino de Santiago
- 5.5 Santiago de Compostela: destino de fe y símbolo de unidad europea
Orígenes y Leyendas de la Catedral de Santiago.
La Catedral de Santiago de Compostela no solo es uno de los templos más importantes del cristianismo, sino también el corazón espiritual del Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más antiguas y simbólicas de Europa. Su origen está rodeado de historia, leyenda y misticismo, elementos que se entrelazan para formar una narrativa única que ha cautivado a generaciones durante más de mil años.
El traslado milagroso del cuerpo del Apóstol Santiago
Según la tradición cristiana, tras el martirio del Apóstol Santiago el Mayor en Palestina en el año 44 d.C., sus discípulos Atanasio y Teodoro trasladaron su cuerpo a Hispania. En una barca de piedra guiada por la providencia divina, llegaron a las costas de Gallaecia, en el noroeste de la península ibérica.
Durante su recorrido por estas tierras, tuvieron que enfrentarse a distintos obstáculos, como la resistencia de la mítica Reina Lupa o el cruce del sagrado Pico Sacro. Finalmente, depositaron el cuerpo del Apóstol en un antiguo mausoleo romano situado en un bosque llamado Libredón, lugar que más tarde daría origen a Santiago de Compostela.

La visión del ermitaño Pelagio y el descubrimiento del sepulcro apostólico
En el año 829, el ermitaño Pelagio fue testigo de un fenómeno extraordinario en el bosque de Libredón: luces brillantes en el cielo, semejantes a una lluvia de estrellas (de ahí el nombre "Compostela", del latín Campus Stellae), acompañadas de cantos celestiales. Este evento místico llevó al obispo Teodomiro de Iria Flavia a descubrir el sepulcro del Apóstol Santiago.
El hallazgo conmocionó al rey asturiano Alfonso II el Casto, quien peregrinó personalmente hasta el lugar, dando inicio a la primera peregrinación jacobea y al Camino de Santiago, que pronto se convertiría en uno de los mayores fenómenos espirituales de la Europa medieval.
Fundación de la primera iglesia de Santiago y del monasterio de San Salvador de Antealtares
Tras el descubrimiento del sepulcro, Alfonso II ordenó la construcción de una pequeña iglesia para custodiar las reliquias del Apóstol y sus discípulos. En ella se instaló el Arca Marmorica, un mausoleo romano que aún hoy forma parte del patrimonio de la catedral. También fundó el Monasterio de San Salvador de Antealtares, destinado a proteger el sepulcro y acoger a los primeros peregrinos.
Este templo marcó el inicio de un proceso que transformaría a Compostela en uno de los destinos religiosos más relevantes del mundo cristiano.

La Basílica de Alfonso III: esplendor en la Compostela prerrománica
A finales del siglo IX, el rey Alfonso III el Magno mandó edificar una nueva y majestuosa basílica sobre la anterior iglesia, consagrada en el año 899. Esta construcción destacó por su uso de materiales lujosos, como el pórfido rojo, mármol y piedra serpentina. Tenía tres naves, un amplio presbiterio y un pórtico occidental, además de una capilla bautismal dedicada a San Juan.
Restos arqueológicos encontrados en el siglo XX confirman la magnitud de esta iglesia, reflejo del auge del culto a Santiago en la Alta Edad Media.

La Capilla de la Corticela: un espacio de acogida con historia propia
Junto a la basílica, se construyó la Capilla de la Corticela, inicialmente dedicada a San Esteban y hoy consagrada a Santa María. Aunque hoy está integrada dentro de la catedral, esta capilla conserva su función original como parroquia para peregrinos y extranjeros, símbolo de hospitalidad y apertura al mundo.
Su historia está ligada al Monasterio de San Martín Pinario y su estructura conserva elementos románicos y posteriores reformas.
El ataque de Almanzor y la destrucción de la basílica prerrománica
En el año 997, el caudillo musulmán Almanzor saqueó Compostela. La basílica fue incendiada y las campanas y puertas del templo fueron llevadas como trofeo a Córdoba, transportadas por prisioneros cristianos. Según la leyenda, años después fueron devueltas por musulmanes cautivos, en símbolo de reparación.
Durante este ataque, una pila bautismal resultó intacta. La tradición cuenta que el caballo de Almanzor bebió de ella y murió al instante, como castigo divino.

Conclusión: un lugar donde convergen la fe, la historia y la leyenda
El origen de la Catedral de Santiago es una mezcla fascinante de fe cristiana, historia medieval y tradiciones populares. Desde el traslado milagroso del Apóstol hasta la reconstrucción tras el ataque de Almanzor, estos relatos han convertido a Compostela en un faro espiritual para millones de personas.
Cada piedra, cada capilla y cada leyenda forman parte del legado eterno del Camino de Santiago, una experiencia que sigue viva en el corazón de Europa y del mundo.
La construcción de la Catedral de Santiago.
Los primeros pasos: de iglesia a basílica monumental
La majestuosa Catedral de Santiago de Compostela no surgió de forma repentina. Su construcción fue un proceso prolongado, complejo y profundamente simbólico, que se inició en el año 1075, bajo el reinado de Alfonso VI y con el impulso inicial del obispo Diego Peláez. Las obras comenzaron sobre los restos de la antigua iglesia erigida por Alfonso III, buscando crear un templo digno del apóstol y del creciente número de peregrinos que acudían a Compostela.
Los primeros arquitectos, como Bernardo el Viejo y Roberto, trabajaron en los cimientos de un templo de gran escala, influenciado por modelos franceses del románico de peregrinación. Las inscripciones en la Capilla del Salvador aún conservan la memoria de esos inicios fundacionales.


Diego Gelmírez: visión, poder y expansión de la obra
El proyecto de la Catedral de Santiago vivió su gran impulso con la llegada de Diego Gelmírez, figura clave no solo en la construcción del templo, sino también en la consolidación del poder de la sede compostelana. Nombrado obispo en 1101 y más tarde primer arzobispo de Santiago, Gelmírez fue un hábil estratega político que transformó a Compostela en la capital religiosa del noroeste peninsular y en un epicentro espiritual del cristianismo occidental.
Bajo su liderazgo, las obras de la catedral se reactivaron con fuerza y se dotaron de importantes recursos económicos, artísticos y humanos. Gelmírez supo atraer artesanos, canteros y arquitectos de gran talento, promoviendo una construcción ambiciosa que reforzaba el prestigio de Santiago como meta de peregrinación internacional. La catedral, aún inacabada, se alzaba ya como símbolo de la Iglesia triunfante, reflejo del poder espiritual del Apóstol Santiago.
Sin embargo, su liderazgo también despertó tensiones. En el año 1117, una revuelta popular estalló contra Diego Gelmírez, impulsada por el malestar social, la presión fiscal y el creciente poder de la Iglesia local. Durante los disturbios, se produjeron graves daños en la catedral, afectando especialmente las fachadas del crucero, y se interrumpieron temporalmente las obras.
Lejos de sucumbir ante la crisis, Gelmírez respondió con decisión. Organizó una rápida restauración de los elementos dañados, lo que obligó a reutilizar y adaptar muchas piezas arquitectónicas. Este proceso supuso un reto para los constructores de la época, pero permitió mantener la continuidad del proyecto. Además, el obispo reconstruyó su palacio episcopal en el lado norte de la catedral, consolidando aún más su posición de poder dentro del enclave religioso.
El prestigio de Gelmírez creció tras superar esta crisis, y en 1120 fue nombrado arzobispo, elevando así la categoría eclesiástica de Compostela. Gracias a su estrecha relación con Roma, logró que Santiago se convirtiera en sede metropolitana, desplazando a Mérida, lo que reforzó el papel de la ciudad como centro espiritual de la Península Ibérica.
La visión, determinación y diplomacia de Diego Gelmírez marcaron un antes y un después. La catedral avanzó con paso firme hacia su culminación, y la ciudad se consolidó como uno de los destinos de peregrinación más importantes de la Europa medieval. Su legado perdura en cada rincón del templo: en sus muros, en su planta arquitectónica, y en la memoria histórica que todavía hoy venera a Gelmírez como el gran impulsor de la Catedral de Santiago.
El Maestro Mateo y la cripta: genio arquitectónico al servicio del símbolo y la devoción
A finales del siglo XII, la construcción de la Catedral de Santiago entró en su recta final con la incorporación de una figura clave: el Maestro Mateo. Contratado en el año 1168 por el rey Fernando II de León, Mateo recibió el encargo de culminar el templo, en especial el cierre del brazo occidental, una tarea de gran complejidad técnica y artística que exigía soluciones innovadoras. Su intervención marcaría un antes y un después en la historia del edificio y del arte medieval europeo.
Una de sus creaciones más sobresalientes fue la cripta, una estructura que resolvía un importante reto topográfico: el desnivel del terreno sobre el que se alzaba la catedral. Para ello, diseñó una plataforma elevada para el presbiterio, bajo la cual se construyó esta cripta que permitía mantener el sepulcro del Apóstol Santiago en su emplazamiento original, sin obstaculizar ni la celebración litúrgica ni el flujo continuo de peregrinos. Esta solución técnica ejemplar garantizaba que la función espiritual y la arquitectónica se integraran de forma armónica.

Sin embargo, la cripta no fue solo una solución estructural: se convirtió también en un elemento simbólico dentro del programa iconográfico de la catedral. En ella comienza el mensaje teológico del Maestro Mateo, que culmina en el Pórtico de la Gloria. Este mensaje debía leerse desde abajo hacia arriba, como un recorrido espiritual: desde el mundo terrenal, pasando por el Juicio Final, hasta alcanzar la Jerusalén Celeste representada en el pórtico. De este modo, la cripta no solo sustentaba físicamente el edificio, sino también su mensaje de redención y esperanza.



Además, Mateo concibió la cripta como un nuevo acceso occidental, dotándola de dos estrechas escaleras que conectaban directamente con las naves principales de la catedral. Su diseño fue pionero en la arquitectura románica peninsular, dotándola de una fuerte identidad propia. A pesar de que en el siglo XVII se realizaron reformas para introducir escaleras exteriores en su fachada, la estructura interior conserva gran parte de su concepción original.
Destaca especialmente su planta en forma de cruz latina, con una cabecera semicircular, deambulatorio y varias capillas abiertas. Entre ellas, la capilla central, de planta rectangular, reproduce a pequeña escala el esquema arquitectónico de la propia catedral, reafirmando así la coherencia simbólica del conjunto.
La obra del Maestro Mateo en la cripta demuestra no solo una maestría técnica sin precedentes, sino también una visión artística y espiritual profunda. Cada piedra, cada proporción y cada acceso fueron concebidos para servir a una doble misión: sostener el templo físicamente y elevar al peregrino espiritualmente hacia lo divino. Su legado permanece como uno de los pilares fundamentales de la Catedral de Santiago, tanto en sentido literal como simbólico.
El Pórtico de la Gloria y la fachada del Maestro Mateo: arte, teología y luz en la Catedral de Santiago
Entre los años 1168 y 1188, la Catedral de Santiago de Compostela vivió una de las etapas más brillantes de su construcción gracias al genio del Maestro Mateo. Encargado por el rey Fernando II de León, Mateo asumió la responsabilidad de culminar la obra, desarrollando no solo los dos últimos tramos de las naves, sino también el nártex occidental que albergaría una de las grandes cumbres del arte románico: el Pórtico de la Gloria.
Un maestro al mando de la fase final
Aunque el Maestro Mateo respetó el diseño inicial de la catedral, su huella personal quedó plasmada en numerosos detalles escultóricos: capiteles decorados, canecillos con formas fantásticas, y motivos vegetales y humanos que reflejan una refinada sensibilidad artística. La inscripción “Gudesteo” en un cimacio de la tribuna, en honor al arzobispo Pedro Gudesteiz, marca simbólicamente el inicio de esta última fase constructiva.


El Pórtico de la Gloria: la obra maestra del Maestro Mateo
El Pórtico de la Gloria, considerado la joya del legado del Maestro Mateo, fue colocado el 1 de abril de 1188, tal como indica una inscripción conservada en los dinteles. No obstante, el trabajo de su taller se prolongó durante varios años, hasta la consagración de la Catedral de Santiago en 1211, bajo el arzobispado de Pedro Muñiz, quien fue enterrado junto a esta colosal obra.
Mucho más que una entrada monumental, el Pórtico de la Gloria es una triple arcada esculpida en piedra que representa de forma magistral el Juicio Final y la Jerusalén Celeste. Su diseño combina escultura, simbolismo teológico y emoción visual, marcando un hito artístico que revolucionó el arte románico y anticipó elementos del gótico. Esta creación no solo embellece la catedral, sino que la convierte en un referente espiritual y artístico de la Europa medieval.


Con más de 200 figuras talladas en piedra, el Pórtico se estructura en tres grandes arcadas. En el parteluz central, destaca la figura majestuosa del Apóstol Santiago, intercesor entre el cielo y la tierra. Las arquivoltas presentan coros angélicos, profetas, apóstoles y bienaventurados, mientras que los capiteles y columnas ofrecen un elaborado repertorio bíblico y simbólico que guía al peregrino desde el mundo terrenal hasta la salvación eterna.
El naturalismo, la expresividad y el movimiento de estas figuras anticipan rasgos que más tarde definirán al arte gótico. Mateo también introdujo una novedosa estructura de bóvedas de crucería sobre el nártex, lo que proporcionó mayor ligereza y estabilidad a la obra, además de realzar su carácter místico.


Uno de los detalles más conocidos es la cara sonriente del profeta Daniel, cuya humanidad ha fascinado durante siglos a los visitantes del templo. Incluso la base del parteluz, donde se representa a un personaje barbado dominando dos leones, está cargada de simbolismo que conecta con la iconografía apocalíptica.
La fachada románica occidental del Maestro Mateo: luz, simbolismo y apertura al mundo
El Maestro Mateo, además de crear el célebre Pórtico de la Gloria, fue el autor de la fachada románica occidental de la Catedral de Santiago, un diseño revolucionario para su época. Esta estructura permaneció abierta al exterior durante toda la Edad Media, simbolizando la acogida universal del templo compostelano. Mateo se inspiró en pasajes del Apocalipsis —“Sus puertas no se cerrarán de día, porque allí no habrá noche”— y en el sermón Veneranda dies, atribuido al papa Calixto II, para concebir una fachada sin puertas, en la que las esculturas del Pórtico parecían dialogar con el mundo exterior.
Uno de los elementos más innovadores del diseño del Maestro Mateo en la Catedral de Santiago fue el uso estratégico de la luz natural como recurso simbólico y arquitectónico. Para ello, Mateo incorporó ventanas cuidadosamente situadas en los muros del Pórtico de la Gloria y en la tribuna, permitiendo que la luz iluminara las esculturas desde distintos ángulos. Este efecto resaltaba la riqueza expresiva y el simbolismo de cada figura, intensificando la experiencia visual y espiritual del visitante.



En el exterior, Mateo añadió rosetones tallados en piedra que reforzaban el mensaje celestial de su obra, evocando la luz eterna de la Jerusalén Celeste. El más destacado, conocido como el “espejo grande”, no solo proporcionaba iluminación natural al interior del templo, sino que también aligeraba visualmente los muros, anticipando soluciones estructurales propias del estilo gótico. Esta fusión de arte, técnica y espiritualidad consolidó el legado de Mateo como uno de los grandes maestros del arte medieval europeo.
El ocaso de una fachada visionaria
Sin embargo, los siglos pasaron y la fachada original sufrió importantes cambios. La construcción del claustro plateresco en el siglo XVI conllevó el tapiado de muchas ventanas románicas, y la falta de mantenimiento, junto al deterioro estructural, hicieron inviable su preservación. Finalmente, en 1738, se erigió la actual fachada barroca del Obradoiro, que sustituyó la monumental obra románica.


De la fachada ideada por Mateo solo restan fragmentos arqueológicos y dibujos del canónigo José Vega y Verdugo, realizados en el siglo XVII. A pesar de su desaparición física, su legado simbólico y espiritual sigue vivo, consolidando a la Catedral de Santiago como un faro de fe, arte y esperanza para millones de peregrinos y admiradores del arte medieval.
El Coro del Maestro Mateo: una joya perdida en la Catedral de Santiago
El Maestro Mateo, figura esencial en la construcción de la Catedral de Santiago, no solo culminó la obra arquitectónica del templo, sino que también dejó su huella en un espacio hoy desaparecido pero de enorme valor artístico: el coro pétreo. Considerado por el cronista Castellá Ferrer como “el más lindo coro antiguo de España”, este conjunto escultórico reemplazó al más sobrio coro de la época de Diego Gelmírez, transformando los tramos iniciales de la nave central en un espacio de gran solemnidad y belleza.



El diseño del coro se organizaba en doble bancada de sitiales. La inferior era un banco corrido, mientras que la superior, destinada a los canónigos de mayor jerarquía, conectaba directamente con el altar mayor mediante la Vía Sacra. Tallado en piedra, se elevaba sobre basas decoradas con arquillos ciegos, columnas ornamentadas y detalles florales. Para mayor confort, se añadieron cojines acolchados. En la parte superior, estructuras en forma de castilletes servían como escenografía simbólica, con animales fabulosos que representaban los vicios en contraste con figuras de niños de coro entonando alabanzas.
Simbolismo y destrucción del coro de Mateo
El coro del Maestro Mateo no era solo un elemento funcional; era una obra profundamente simbólica. Las arquitecturas que cerraban las naves laterales representaban la Jerusalén Celeste, adornadas con figuras de apóstoles, profetas y personajes del Antiguo Testamento. Todo el conjunto estaba ricamente policromado, como se puede comprobar hoy en día en las piezas conservadas y reconstruidas en el Museo de la Catedral, gracias a los estudios de Otero Túñez e Yzquierdo Perrín.
A pesar de su enorme valor artístico, el coro fue demolido en 1604 por orden del arzobispo Juan de Sanclemente, dentro de una reforma litúrgica que transformó el interior de la catedral. Esta decisión generó gran polémica y es considerada una pérdida irreparable del patrimonio románico. No obstante, su legado sigue vivo a través de los restos conservados, los documentos históricos y el impacto que tuvo en el arte gallego. La influencia del Maestro Mateo se extiende más allá del coro, visible en obras como la figura de Santiago en el Altar Mayor o en el Panteón Real, consolidando su fama como uno de los grandes genios del arte medieval europeo.
La Evolución Arquitectónica de la Catedral de Santiago de Compostela: De sus Orígenes Románicos al Esplendor Barroco
La Catedral de Santiago de Compostela, uno de los destinos más emblemáticos del Camino de Santiago, es mucho más que un templo religioso: es una obra maestra del arte y la arquitectura europea. Desde su construcción en el siglo XI, ha vivido una continua transformación que refleja los principales estilos artísticos de cada época: románico, gótico, renacentista, barroco y neoclásico. Este proceso de evolución ha dado lugar a un monumento único, símbolo del patrimonio histórico y cultural de Europa.
Una Catedral que Evoluciona con la Historia
Las transformaciones arquitectónicas de la Catedral no solo muestran la evolución del gusto artístico, sino también el papel central del edificio como referente espiritual y cultural. Desde sus robustos muros románicos hasta la espectacular Fachada del Obradoiro, cada intervención ha añadido capas de historia, arte y significado.
A lo largo de los siglos, la catedral ha sabido adaptarse a los desafíos de su tiempo: desde necesidades defensivas hasta exigencias litúrgicas, sin perder nunca su esencia jacobea. Hoy, millones de peregrinos y visitantes se maravillan con su imponente silueta, testimonio vivo del sincretismo artístico europeo.
Transformaciones Góticas: Nuevos Espacios y Función Defensiva
En el siglo XIII, con la irrupción del estilo gótico, el arzobispo Juan Arias planeó una ambiciosa ampliación con una cabecera monumental que habría dado a la catedral planta de cruz griega. Aunque el proyecto quedó inconcluso tras su muerte, aún pueden verse restos bajo las escaleras de la Plaza de la Quintana.
Durante este periodo también se levantó un claustro gótico (posteriormente sustituido por el actual claustro plateresco) y se añadieron nuevas capillas como la de Nuestra Señora la Blanca o la de Sancti Spiritus.


La necesidad de defensa llevó a reforzar las cubiertas con almenas y construir torres como la Trinidad y la Berenguela, dándole un carácter casi fortificado.
El Renacimiento y el Siglo de Oro: Plateresco y Tradiciones Jubilares
Los siglos XV y XVI marcaron una renovación profunda en la Catedral de Santiago. Se construyó la base de la Torre del Reloj, se rediseñaron capillas (Mondragón, Prima, San Fernando, entre otras) y se erigió el majestuoso claustro plateresco, obra de Juan de Álava.

Durante esta etapa también nació la tradición de la Puerta Santa, utilizada durante los años jubilares. En el interior, el antiguo coro pétreo fue sustituido por uno manierista de madera, más acorde con las reformas del Concilio de Trento. Además, se instalaron nuevas escaleras usando piedras del coro original, lo que permitió su restauración en el siglo XX.
Barroco Gallego: La Catedral se Reinventa
Entre los siglos XVII y XVIII, la Catedral adoptó su fisonomía actual gracias al impulso del barroco gallego. Esta transformación no solo afectó al templo, sino a su entorno urbano, con la creación de las plazas del Obradoiro, la Quintana y la Platerías, y edificios como la Casa del Cabildo y la Casa del Deán.


El canónigo Vega y Verdugo lideró la reestructuración de la cabecera, unificando capillas desordenadas y renovando la fachada hacia la Quintana. José de la Peña de Toro integró elementos clave como la Puerta Santa, el Pórtico Real y la Puerta de los Abades.
La Fachada del Obradoiro: Apoteosis Barroca
La actual Fachada del Obradoiro, símbolo visual de la catedral, comenzó a gestarse en el siglo XVII y se completó en el XVIII. Diseñada por Fernando de Casas, sustituyó a la antigua fachada románica sin eliminar por completo sus estructuras, respetando el Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo.


Se reforzaron las torres y se incorporaron esculturas de Santiago Peregrino y otros santos, integradas en una composición que glorifica al Apóstol y a la monarquía española. Esta fachada se convirtió en el emblema visual de la peregrinación jacobea.
Interior Barroco: Capillas, Retablos y el Botafumeiro
En el interior, el barroco dejó huellas indelebles: se rediseñaron capillas, se añadieron retablos monumentales y se erigió un espectacular baldaquino en la capilla mayor, decorado con ángeles, camarines y una elaborada reja. Bajo ella, se ubica el mausoleo con los restos del Apóstol Santiago, redescubiertos en 1878 y guardados en una urna de plata de José Losada.



También se introdujo el Botafumeiro, un gran incensario de 50 kg que cuelga del cimborrio y se balancea durante celebraciones solemnes. Muestra del ingenio técnico del Renacimiento, su mecanismo fue optimizado por Juan Bautista Celma para lograr un movimiento más seguro y espectacular.


Del Barroco al Neoclasicismo: Últimas Transformaciones
En el siglo XVIII, la transición al neoclasicismo se hizo evidente en intervenciones como la nueva Fachada del Paraíso y la Capilla de la Comunión, de forma circular y columnas jónicas, diseñada por Domingo Lois Monteagudo.



Pese a planes de reforma más ambiciosos, como la reubicación del coro o una nueva Puerta Santa, la mayoría quedaron en proyectos. No obstante, la catedral siguió evolucionando en los siglos XIX y XX con adiciones como el retablo neogótico de la Capilla de los España y las hojas de bronce de la Puerta Santa, instaladas en 2004.
Una Obra Maestra Viva: Símbolo del Camino y del Patrimonio Europeo
La Catedral de Santiago de Compostela no es solo el destino final de miles de peregrinos: es un reflejo de la historia viva de Europa. Su evolución arquitectónica —desde el románico al neoclásico, pasando por etapas de esplendor gótico y barroco— la convierte en un monumento único, donde cada piedra cuenta una historia de fe, arte y tradición.
Visitarla es viajar en el tiempo y sentir la huella de siglos de cultura en el corazón del Camino de Santiago.
Museo de la Catedral de Santiago: un recorrido por la historia, el arte y la fe
El Museo de la Catedral de Santiago ofrece una experiencia única para los visitantes que desean conocer en profundidad uno de los templos más emblemáticos del mundo cristiano. A través de un fascinante recorrido por distintas estancias, el museo permite descubrir los espacios más significativos del complejo catedralicio: desde las alturas de los tejados y tribunas hasta el claustro y las salas históricas que rodean el edificio principal.
El Palacio de Gelmírez: una joya del arte civil medieval gallego
Uno de los puntos más destacados de la visita es el acceso al Palacio de Gelmírez, un magnífico ejemplo de arquitectura civil del siglo XII. En su interior se conservan espacios tan singulares como el zaguán de entrada desde la Plaza del Obradoiro, la cocina medieval —con su hogar original y áreas destinadas a la conservación de alimentos— y el majestuoso Salón de Ceremonias, testigo de importantes eventos de la historia compostelana.



Obras de espacios desaparecidos y documentos históricos de incalculable valor
El museo también alberga piezas provenientes de estructuras hoy desaparecidas, como el antiguo claustro gótico, capillas y fachadas. Se exhiben esculturas, tímpanos, elementos de retablos y coros que narran siglos de devoción y arte religioso.



Entre los documentos más relevantes destacan los célebres manuscritos medievales como el Códice Calixtino, los Tumbos A, B y C, la Historia Compostelana y el Breviario de Miranda, fundamentales para entender la historia de la Iglesia de Santiago y el fenómeno de las peregrinaciones.
El Tesoro de la Catedral: arte sacro y donaciones reales
El Tesoro de la Catedral de Santiago contiene una de las colecciones más valiosas del museo. Incluye piezas de orfebrería litúrgica, relicarios, vestimentas sagradas y objetos ceremoniales realizados en metales preciosos desde la Edad Media hasta la actualidad. Muchas de estas obras fueron donadas por reyes, nobles y altos cargos eclesiásticos, como la esclavina original del Apóstol Santiago, regalo del arzobispo Monroy, o el Relieve de la Virgen de la Leche, obra de la escultora Luisa Roldán, datada hacia 1700.



Textiles y tapices históricos: una colección única en España
La visita culmina con la impresionante colección de textiles y tapices, considerada una de las mejores de España. Destacan las telas medievales orientales, ornamentos litúrgicos en seda y oro de los siglos XVI al XIX, y el emblemático gallardete de la Batalla de Lepanto, pintado sobre lino en 1571.






Los tapices, muchos de ellos procedentes de talleres de Bruselas y de la Real Fábrica de Santa Bárbara, están basados en cartones de grandes artistas como Rubens, David Teniers II y Francisco de Goya, representando escenas mitológicas, costumbristas y religiosas con gran riqueza de detalle.
¿Por qué visitar el Museo de la Catedral de Santiago?
Explorar el Museo Catedralicio de Santiago de Compostela es adentrarse en más de mil años de historia, arte y espiritualidad. Una parada imprescindible para quienes realizan el Camino de Santiago, y para cualquier amante del arte medieval, el patrimonio religioso y la historia de Galicia.
La Historia de la Peregrinación a Santiago.
La peregrinación a Santiago de Compostela tiene sus raíces en el siglo IX, cuando fue descubierto el sepulcro del Apóstol Santiago en tierras gallegas. Este hallazgo, promovido por el obispo de Iria Flavia y respaldado por la corte asturiana y el papado, marcó el nacimiento de uno de los grandes centros de devoción del cristianismo occidental.
A medida que los caminos hacia Jerusalén se tornaban inseguros por las invasiones turcas, Santiago se convirtió en el principal destino de los peregrinos cristianos en Europa. Con el inicio de la construcción de la catedral románica en 1078, comenzó la época dorada del Camino de Santiago, una red de rutas que se consolidó como uno de los ejes espirituales, culturales y artísticos de la Edad Media. Esta expansión fue posible gracias al impulso de monarcas, clérigos y comunidades que comprendieron la relevancia del fenómeno jacobeo.
El Camino de Santiago: Patrimonio Espiritual y Cultural de Europa
El Camino de Santiago no solo atrajo a miles de peregrinos durante siglos, sino que también favoreció el intercambio de ideas, conocimientos, arte y arquitectura. En reconocimiento a su impacto histórico y cultural, fue declarado Primer Itinerario Cultural Europeo por el Parlamento Europeo y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Del Camino del Norte al Camino Francés: las rutas históricas hacia Santiago
En sus inicios, los peregrinos transitaban principalmente el Camino del Norte, bordeando la costa cantábrica para evitar los territorios musulmanes. Sin embargo, el avance de la Reconquista permitió el desarrollo del Camino Francés, trazado por reyes como Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León. Esta vía central conectaba los reinos cristianos y se convirtió en la principal arteria de peregrinación hacia Santiago.
El Códice Calixtino, escrito alrededor de 1139 por el monje francés Aymeric Picaud por encargo del Papa Calixto II, documenta con detalle esta ruta. Su quinto libro es considerado la primera guía de viajes de Europa, incluyendo descripciones de caminos, albergues, santuarios y costumbres que los peregrinos encontraban a su paso.
Rutas del Camino de Santiago: una experiencia universal
Hoy, el Camino de Santiago cuenta con múltiples rutas oficiales, todas ellas confluentes en la majestuosa Catedral de Santiago de Compostela. El Camino Francés sigue siendo el más recorrido, aunque también destacan otras variantes como:
- El Camino Primitivo, desde Oviedo.
- El Camino del Norte, por la costa cantábrica.
- La Vía de la Plata, desde el sur de la península.
- El Camino Inglés, desde los puertos de Ferrol y A Coruña.
Estas rutas han sido recorridas por millones de peregrinos a lo largo de los siglos, incluidos reyes, nobles, religiosos y personas anónimas, todos impulsados por la fe, la búsqueda espiritual o el deseo de superación personal.
El Legado del Camino de Santiago
A lo largo de más de mil años, el Camino de Santiago ha sido un puente entre culturas y generaciones. Su huella es visible en iglesias románicas, hospitales de peregrinos, monasterios y ciudades que florecieron gracias al tránsito de caminantes. Este legado fue tan profundo que incluso la Vía Láctea adoptó su nombre popular: el “Camino de Santiago”, ya que parece indicar la dirección hacia la tumba del Apóstol Santiago el Mayor, primer mártir entre los discípulos de Jesús.
Santiago de Compostela: destino de fe y símbolo de unidad europea
Hoy, el Camino de Santiago es mucho más que una ruta de peregrinación: es un símbolo de hospitalidad, espiritualidad y encuentro entre culturas. Con millones de visitantes cada año, sigue siendo uno de los grandes hitos del patrimonio europeo y un viaje transformador para quienes deciden emprenderlo.
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