Capilla de la Azucena o San Pedro | Catedral de Santiago

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Capilla de la Azucena o San Pedro

La Capilla de la Azucena conserva su arquitectura románica y el sepulcro de doña Mencía. Destacan su retablo de 1731 y pinturas renacentistas con escenas de Santiago y Saulo.

En un rincón de la Catedral de Santiago, hay una capilla que es un verdadero viaje en el tiempo. Conocida por tres nombres distintos, la Capilla de la Azucena o San Pedro es una de las pocas que conserva la esencia románica de la basílica, pero en su interior alberga un impresionante tesoro artístico de otras épocas.

Desde el naturalismo del sepulcro renacentista de su benefactora, doña Mencía de Andrade, hasta la exuberancia de su retablo barroco y las pinturas murales que guardó en secreto durante siglos, esta capilla es un testimonio vivo de cómo el arte se entrelaza con la historia.

Te invitamos a desvelar sus secretos y a descubrir por qué este espacio, aparentemente discreto, es uno de los más fascinantes de la Catedral.

Historia de Capilla de la Azucena o San Pedro


Orígenes y denominaciones históricas

La Capilla de la Azucena o San Pedro, ubicada en la Catedral de Santiago de Compostela, destaca por ser una de las pocas capillas que conserva su arquitectura románica casi intacta. A lo largo de su historia ha recibido diversas denominaciones, reflejo de su evolución artística y funcional. Este artículo explora sus características más relevantes, desde su retablo hasta las obras de arte que resguarda. 

Vista general del retablo barroco, las pinturas del siglo XVI, y los vanos abierto en la fábrica románica original.
Vista general del retablo barroco, las pinturas del siglo XVI, y los vanos abierto en la fábrica románica original.

Esta capilla, una de las primeras construidas en la catedral, ha sido conocida por distintos nombres. Su denominación más frecuente es "Capilla de San Pedro", posiblemente vinculada con San Pedro de la Cerca, referencia a la antigua muralla cercana. También se le llama "de la Azucena", por la imagen titular del retablo, o "de doña Mencía de Andrade", en honor a la benefactora cuyo sepulcro se encuentra en su interior. 


Transformaciones arquitectónicas y aportaciones artísticas

La intervención de doña Mencía de Andrade

En el siglo XVI, doña Mencía de Andrade patrocinó importantes obras en esta capilla, incluyendo la construcción de los cimientos para una sacristía diseñada por Juan de Herrera y completada por Juan Andrés. Su apoyo no solo transformó la capilla, sino que también dejó una marca imborrable en su historia.

Capilla de San Pedro. Detalle de la puerta de entrada a la sacristía, flanqueada por las pinturas murales .
Capilla de San Pedro. Detalle de la puerta de entrada a la sacristía, flanqueada por las pinturas murales .

El sepulcro de doña Mencía: obra maestra de Celma

En 1582, doña Mencía encargó su sepulcro a Juan Bautista Celma. La escultura funeraria representa a la dama recostada, con un rosario en la mano y un perro fiel a sus pies. Este detalle, de gran naturalismo, convierte la obra en un ejemplo destacado del arte funerario renacentista.

Doña Mencía recostada sobre su costado izquierdo, reposa la cabeza sobre dos almohadas
Doña Mencía recostada sobre su costado izquierdo, reposa la cabeza sobre dos almohadas

El retablo mayor y sus antecedentes

El retablo principal, diseñado en 1731 por Fernando de Casas y realizado por Francisco das Moas, alberga la imagen de Nuestra Señora de la Azucena junto a San Pedro, San José y San Judas Tadeo. Previamente, en 1628, Bernardo Cabrera y Gregorio Español habían contratado otro retablo, hoy desaparecido, para esta capilla. 

Detalle del primer cuerpo del retablo con la Virgen de la Azucena entre dos santos.
Detalle del primer cuerpo del retablo con la Virgen de la Azucena entre dos santos.

Evolución de la reja de la capilla

La reja actual, fabricada en 1571 por Sadronín Fernández bajo encargo de doña Mencía, sigue el modelo de la reja de la vecina Capilla del Salvador. Documentos históricos indican que en 1518 se había reparado una reja anterior, lo que refleja la constante renovación de este elemento arquitectónico. 

Capilla de San Pedro. Se cierra a la girola con una reja de Sadornín Fernández de 1571
Capilla de San Pedro. Se cierra a la girola con una reja de Sadornín Fernández de 1571

Pinturas murales: redescubrimientos del siglo XX

Durante trabajos realizados en el siglo XX, se descubrieron restos de pinturas murales en los muros de la capilla. Estas, posiblemente patrocinadas por doña Mencía, representan escenas como Santiago peregrino y la Conversión de Saulo. En el tambor del ábside, un San Pedro entronizado preside un conjunto que combina personajes renacentistas y motivos ornamentales. 

Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas murales
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas murales
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas de la bóveda. San Pedro y el cortejo ante él
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas de la bóveda. San Pedro y el cortejo ante él
Capilla de San Pedro. Las pinturas murales renacentistas cubren tanto los muros como la bóveda.
Capilla de San Pedro. Las pinturas murales renacentistas cubren tanto los muros como la bóveda.

Conclusión: Una capilla que une historia y arte

La Capilla de la Azucena o San Pedro no solo es un testimonio de la rica historia arquitectónica de la Catedral de Santiago, sino también un espacio que encapsula el arte y la devoción de distintas épocas. Desde su estructura románica hasta las intervenciones renacentistas y neoclásicas, esta capilla es un punto de encuentro entre pasado y presente. 


Preguntas frecuentes sobre Capilla de la Azucena o San Pedro

La capilla es conocida como de San Pedro por su posible relación con la antigua muralla de la ciudad ("San Pedro de la Cerca"). También se le llama de la Azucena por la imagen de la Virgen titular de su retablo, y de doña Mencía de Andrade en honor a la benefactora cuyo sepulcro se encuentra en su interior.

Fue una benefactora que en el siglo XVI patrocinó importantes obras, como la construcción de una sacristía y el encargo de su propio sepulcro renacentista a Juan Bautista Celma, una obra que destaca por su gran naturalismo.

El retablo principal, de estilo barroco, fue diseñado en 1731 por Fernando de Casas y realizado por Francisco das Moas. En él se encuentran las imágenes de Nuestra Señora de la Azucena, San Pedro, San José y San Judas Tadeo.

La reja actual fue fabricada en 1571 por Sadronín Fernández, por encargo de doña Mencía, siguiendo el modelo de la reja de la Capilla del Salvador, que está al lado.

En el siglo XX se redescubrieron pinturas murales renacentistas, probablemente patrocinadas por doña Mencía. Representan escenas como Santiago peregrino, la Conversión de Saulo y un San Pedro entronizado.


Galería fotográfica

Vista general del retablo barroco, las pinturas del siglo XVI, y los vanos abierto en la fábrica románica original.
Vista general del retablo barroco, las pinturas del siglo XVI, y los vanos abierto en la fábrica románica original.
Capilla de San Pedro. Detalle de la puerta de entrada a la sacristía, flanqueada por las pinturas murales .
Capilla de San Pedro. Detalle de la puerta de entrada a la sacristía, flanqueada por las pinturas murales .
Doña Mencía recostada sobre su costado izquierdo, reposa la cabeza sobre dos almohadas
Doña Mencía recostada sobre su costado izquierdo, reposa la cabeza sobre dos almohadas
Detalle del primer cuerpo del retablo con la Virgen de la Azucena entre dos santos.
Detalle del primer cuerpo del retablo con la Virgen de la Azucena entre dos santos.
Capilla de San Pedro. Se cierra a la girola con una reja de Sadornín Fernández de 1571
Capilla de San Pedro. Se cierra a la girola con una reja de Sadornín Fernández de 1571
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas murales
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas murales
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas de la bóveda. San Pedro y el cortejo ante él
Capilla de San Pedro. Detalle de las pinturas de la bóveda. San Pedro y el cortejo ante él
Capilla de San Pedro. Las pinturas murales renacentistas cubren tanto los muros como la bóveda.
Capilla de San Pedro. Las pinturas murales renacentistas cubren tanto los muros como la bóveda.
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