Vista general de la capilla del Cristo de Burgos
Vista general de la capilla del Cristo de Burgos

Capilla del Cristo de Burgos

Santiago de Compostela
El último gran monumento funerario de la catedral, realizado por el maestro Cisneros para el cardenal García Cuesta en la Capilla del Cristo de Burgos, destaca por su naturalismo del siglo XIX. Frente a él, una escultura del fundador de la capilla, el cardenal Carrillo, acentúa el estilo barroco. La capilla, de cruz griega y cubierta con cúpula, alberga retablos de la escuela de Mateo de Prado y una talla del siglo XVIII de un Crucificado.

La Capilla del Cristo de Burgos: Un Tesoro Histórico en la Catedral de Santiago

La Capilla del Cristo de Burgos es una de las joyas menos conocidas, pero no por ello menos importantes, de la Catedral de Santiago de Compostela. Aquí se encuentra el último gran monumento funerario de la catedral, dedicado al Cardenal García Cuesta. Este sepulcro, realizado por el maestro Cisneros a finales del siglo XIX, destaca por su increíble realismo. Está ubicado hacia los pies de la catedral, justo en la Capilla del Cristo de Burgos, un lugar que rezuma historia y arte por los cuatro costados.

Un Diálogo Entre Monumentos

Lo curioso de esta capilla es que el sepulcro del Cardenal García Cuesta tiene un "compañero" al otro lado del espacio. Se trata de la escultura del fundador de la capilla, el Cardenal Carrillo. Ambas figuras están arrodilladas en actitud de oración, con sus atributos de canónigos colocados sobre dobles cojines en un reclinatorio. La policromía del sepulcro del Cardenal Carrillo realza aún más el realismo de la obra, que fue creada por Pedro del Valle, un maestro que también trabajó en el tabernáculo del altar mayor.

Sepulcro del Cardenal García Cuesta (1873) en la Capilla del Cristo de Burgos
Sepulcro del Cardenal García Cuesta (1873) en la Capilla del Cristo de Burgos
Sepulcro del arzobispo Carrillo (1667)
Sepulcro del arzobispo Carrillo (1667)

Un Espacio de Gran Dimensión

A pesar de ser una de las capillas "menores", la Capilla del Cristo de Burgos es una de las más grandes de la catedral. Su planta tiene forma de cruz griega, con una cúpula que la cubre por completo. Además, cuenta con dos sacristías y una tribuna, desde donde el arzobispo Carrillo se entregaba a la oración, tal como se especifica en la escritura fundacional de 1664. El diseño de esta capilla es un ejemplo perfecto del barroco incipiente de la época, y sigue las trazas ideadas por Melchor de Velasco.

Retablos y Devoción

En los brazos laterales de la capilla encontramos dos retablos: uno dedicado al Llanto de San Pedro y otro a Santa María Salomé, el Zebedeo y sus hijos. Estos retablos pertenecen a la escuela de Mateo de Prado, discípulo del renombrado escultor barroco Gregorio Fernández. El retablo principal, obra de Bernardo Cabrera, es otro elemento destacado de la capilla. Bernardo Cabrera es conocido por ser el autor de las primeras columnas salomónicas en España y del antiguo retablo de Reliquias de la catedral.

Retablo lateral de la capilla del Cristo de Burgos. El Llanto de San Pedro
Retablo lateral de la capilla del Cristo de Burgos. El Llanto de San Pedro
Retablo lateral de la capilla del Cristo de Burgos. La madre de los Zebedeos
Retablo lateral de la capilla del Cristo de Burgos. La madre de los Zebedeos

El Cristo de Burgos

El nombre de la capilla proviene de la imagen que preside su altar: el Cristo de Burgos, una impresionante talla con pelo natural creada por la escuela burgalesa del siglo XVIII. Esta imagen reemplazó a un lienzo original y ha sido objeto de veneración desde entonces, convirtiéndose en un símbolo de devoción dentro de la catedral.

Vista general de la capilla del Cristo de Burgos
Vista general de la capilla del Cristo de Burgos

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