Biblioteca y Sala Capitular de la Catedral de Santiago

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Biblioteca y Sala Capitular

La Biblioteca y Sala Capitular de la Catedral, reconstruidas tras un incendio en 1751, destacan por su decoración rococó, frescos del Apóstol, el Codex Calixtinus y mobiliario histórico.

Introducción: La importancia de la Biblioteca y Sala Capitular

La Biblioteca y Sala Capitular de la Catedral de Santiago de Compostela son dos espacios emblemáticos que combinan historia, arte y funcionalidad. Estas salas no solo destacan por su riqueza decorativa, sino también por albergar importantes piezas del patrimonio catedralicio, siendo testimonio vivo del papel cultural y religioso de la Catedral a lo largo de los siglos. 

Vista general de la Biblioteca, en el Museo de la Catedral.
Vista general de la Biblioteca, en el Museo de la Catedral.
Vista general de la Sala Capitular, donde entre otras piezas se exponen algunos tapices .
Vista general de la Sala Capitular, donde entre otras piezas se exponen algunos tapices .

Orígenes y evolución arquitectónica

La construcción del claustro y las fachadas exteriores

El origen de estos espacios se remonta a la finalización del claustro en el siglo XVI, al que se añadieron las fachadas exteriores. Rodrigo Gil de Hontañón inició en 1540 las obras en la Plaza de las Platerías, destinadas a albergar el Tesoro. Durante el siglo XVII, nuevas construcciones adosadas a las logias sur y oeste consolidaron la estructura, conformando la gran fachada claustral visible desde el Obradoiro.

Obras del siglo XVII: La consolidación del espacio

En 1599 se documenta la creación de dos estancias destinadas al Cabildo, patrocinadas por los arzobispos Juan de Sanclemente y Torquemada, bajo el diseño de Jácome Fernández. Estas obras sentaron las bases de lo que hoy conocemos como la Biblioteca y Sala Capitular.


Los mecenas y su legado histórico

 El impulso de figuras como los arzobispos Sanclemente y Torquemada fue fundamental para la construcción de estos espacios. Sus escudos todavía se pueden ver en la entrada, como testimonio de su mecenazgo. 


La reconstrucción tras el incendio de 1751

El incendio de 1751 destruyó parte de estas salas, lo que llevó a su reedificación bajo la dirección de Lucas Ferro Caaveiro. Esta reconstrucción dio lugar a la incorporación de elementos arquitectónicos y decorativos en estilo rococó, que aún hoy asombran a los visitantes.


Decoración y detalles arquitectónicos

Las bóvedas planas y su estilo rococó

La Biblioteca y la Sala Capitular destacan por sus innovadoras bóvedas planas de granito. En la Biblioteca, el plafón central, sostenido por arcos que generan lunetos decorados con símbolos jacobeos, es una obra maestra del rococó.

Detalle de la bóveda plana de piedra de la Biblioteca.
Detalle de la bóveda plana de piedra de la Biblioteca.
Detalle de la bóveda plana de piedra de la Sala Capitular decorada con motivos jacobeos.
Detalle de la bóveda plana de piedra de la Sala Capitular decorada con motivos jacobeos.

Frescos y elementos simbólicos

Las bóvedas incluyen frescos de 1756 realizados por Arias Varela, que narran episodios de la vida del Apóstol Santiago, combinando elementos religiosos y artísticos.


El tesoro de la Biblioteca

Colecciones bibliográficas y piezas destacadas

La Biblioteca guarda valiosas colecciones donadas por Pedro de Acuña y Malvar, además de vitrinas con facsímiles de obras como el Codex Calixtinus, una de las joyas más importantes del Archivo Catedralicio.

El Codex Calixtinus y los Botafumeiros

En esta sala también se encuentran los dos Botafumeiros de la Catedral: el original de 1851 y su réplica de 1971, utilizados en las ceremonias más solemnes.

En la biblioteca se expone el Botafumeiro y fac-similes del Códice Calixtino
En la biblioteca se expone el Botafumeiro y fac-similes del Códice Calixtino

La Sala Capitular: Un espacio ceremonial y artístico

El retablo rococó y la imagen de Santiago Peregrino

La Sala Capitular está presidida por un retablo rococó diseñado por el italiano Sernini, que alberga una imagen de Santiago Peregrino de José de Gambino (1754), flanqueada por obras de Francken III.

En una hornacina de la Sala Capitular un Santiago Peregrino de Gambino. La puerta comunica con la contigua Biblioteca.
En una hornacina de la Sala Capitular un Santiago Peregrino de Gambino. La puerta comunica con la contigua Biblioteca.

Mobiliario histórico y objetos únicos

La sala conserva un mobiliario exquisito, como la mesa presidencial de Ferro Caaveiro, un brasero del siglo XVII con símbolos jacobeos y una urna de votaciones de taracea, aún en uso por el Cabildo.

La sala capitular la preside una importante mesa bajo el dosel del dormitorio de Carlos III. A un lado, sillón usado por Juan Pablo II. Al otro caja de taracea para votaciones.
La sala capitular la preside una importante mesa bajo el dosel del dormitorio de Carlos III. A un lado, sillón usado por Juan Pablo II. Al otro caja de taracea para votaciones.

Tapices y obras de arte: Patrimonio textil y pictórico

Entre las piezas expuestas se incluyen tapices flamencos del siglo XVII, creados en el taller de los Van der Hecke, que narran las Guerras Púnicas, así como el cuadro Apariciones de la Virgen de Guadalupe (1769) del pintor mexicano Juan Patricio Moflete.

Detalle de los tapices de la Sala Capitular. Son flamencos, del siglo XVI, y representan pasajes de las Guerras Púnicas y son del taller de los Van der Hecke.
Detalle de los tapices de la Sala Capitular. Son flamencos, del siglo XVI, y representan pasajes de las Guerras Púnicas y son del taller de los Van der Hecke.
Tras la mesa presidencial en la sala capitular, un cuadro de la Virgen de Guadalupe  del pintor mexicano Juan Patricio Morlete, de 1769
Tras la mesa presidencial en la sala capitular, un cuadro de la Virgen de Guadalupe del pintor mexicano Juan Patricio Morlete, de 1769

Conclusión: Una visita imprescindible en la Catedral de Santiago

 La Biblioteca y la Sala Capitular son una combinación única de historia, arte y espiritualidad. Desde sus frescos y retablos hasta sus tesoros bibliográficos, estos espacios invitan al visitante a adentrarse en la rica tradición jacobea y disfrutar de una de las joyas menos conocidas de la Catedral de Santiago. Sin duda, una parada obligatoria para quienes buscan comprender la esencia de este monumento universal.