Historia del Pórtico de la Gloria
Historia del Pórtico de la Gloria
El Pórtico de la Gloria es un libro de piedra que te espera. Un viaje a través de su historia, desde el genio del Maestro Mateo hasta los secretos que esconde cada una de sus figuras.
El Pórtico de la Gloria es una de las obras maestras del arte románico europeo y uno de los elementos más emblemáticos de la Catedral de Santiago de Compostela. Diseñado y esculpido por el genial Maestro Mateo a finales del siglo XII, este conjunto escultórico no solo representa una proeza técnica y artística, sino también un profundo mensaje teológico y espiritual dirigido a los peregrinos que, tras un largo viaje, alcanzaban la tumba del Apóstol Santiago.
Ubicado en la entrada occidental de la catedral, el Pórtico sirvió como umbral simbólico entre el mundo terrenal y el ámbito sagrado del templo. A través de sus más de doscientas figuras esculpidas en piedra, se despliega una compleja iconografía inspirada en el Apocalipsis de San Juan, la tradición jacobea y los valores cristianos de la Edad Media. Todo en esta monumental portada está cuidadosamente pensado: desde la disposición jerárquica de los personajes hasta el uso de la luz natural para resaltar determinadas escenas.
Además de su función devocional, el Pórtico fue concebido como una “Biblia en piedra”, accesible incluso para los fieles analfabetos, que podían comprender los misterios de la fe cristiana a través de sus imágenes. La majestuosidad de Cristo en el Juicio Final, la presencia del Apóstol Santiago en el parteluz y la sinfonía de ángeles y bienaventurados que pueblan los arcos laterales, configuran un mensaje de esperanza, redención y gloria eterna.
El Pórtico de la Gloria no es solo una puerta de entrada a un templo: es una invitación al conocimiento, a la contemplación y a la trascendencia. Su belleza y su simbolismo lo han convertido en un icono universal, admirado por creyentes, estudiosos y visitantes de todo el mundo.
El Pórtico de la Gloria es mucho más que una entrada arquitectónica: es una obra maestra del arte románico que condensa en piedra el mensaje espiritual, teológico y artístico de toda la Catedral de Santiago. Concebido y ejecutado por el Maestro Mateo en el siglo XII, este conjunto escultórico marca la culminación del románico en la península ibérica y el tránsito hacia el gótico, tanto por su expresividad como por su ambición conceptual.
Situado en la fachada occidental de la catedral, el Pórtico está formado por tres arcos que corresponden a las naves del templo, coronados por un impresionante tímpano central que representa la visión del Apocalipsis según San Juan. A ambos lados, los arcos laterales albergan figuras de profetas, apóstoles y ángeles músicos, configurando una sinfonía visual que guía al visitante desde lo humano hasta lo divino.
Uno de los elementos más emblemáticos es el parteluz central, donde aparece la figura majestuosa del Apóstol Santiago, como intercesor y anfitrión del peregrino. A sus pies, una columna desgastada por millones de manos de fieles que durante siglos buscaron consuelo, protección y la bendición del santo.
Todo el conjunto está pensado como un programa iconográfico integral, donde cada figura, gesto y símbolo contribuye a una narrativa visual de redención y esperanza. El Maestro Mateo, con un conocimiento profundo tanto de la teología como del lenguaje escultórico, logró una obra que trasciende el tiempo y continúa emocionando a quien la contempla.
Hoy, el Pórtico de la Gloria es no solo uno de los mayores tesoros del arte medieval europeo, sino también un poderoso símbolo del Camino de Santiago y del patrimonio espiritual y cultural que representa.
El Pórtico de la Gloria se erige como un compendio visual y teológico del mensaje cristiano, desarrollado principalmente en su arco central y complementado por los arcos laterales, todo ello configurado por el ingenio del Maestro Mateo y su taller hacia el año 1200.
Tímpano central: visión apocalíptica y estructura simbólica
En el gran tímpano central se representa la visión del Apocalipsis según San Juan. En el eje vertical del conjunto preside un Cristo en Majestad, sedente y mostrando las llagas de la Pasión, como Rey del Cielo y la Tierra. A su alrededor se disponen los cuatro Evangelistas con sus respectivos símbolos –el Tetramorfos–: el águila (Juan), el toro (Lucas), el hombre (Mateo) y el león (Marcos). Todos están rodeados por una ondulación simbólica que representa el “mar de cristal” del texto bíblico.

En la parte inferior del tímpano, una serie de ángeles en hilera portan los instrumentos de la Pasión, respetuosamente cubiertos con telas si tocaron directamente el cuerpo de Cristo. Su ejecución escultórica es más arcaizante: de posturas rígidas y rostros inexpresivos, lo que contrasta con el preciosismo general de la obra.
Por encima de estos ángeles, encontramos dos coros de bienaventurados: al norte, las almas procedentes de las tribus de Israel, y al sur, las que han pasado la “gran tribulación” del Juicio Final. En ambos grupos se observa una gran variedad expresiva: figuras que rezan, dialogan entre sí, señalan o reciben coronas de ángeles volantes, en una representación rica en humanidad y dinamismo.
El conjunto está enmarcado por las arquivoltas historiadas en las que se representan los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, tocando instrumentos musicales medievales con tal nivel de detalle que han podido ser reproducidos y afinados con éxito. Estos ancianos, coronados y vestidos de blanco, sostienen también frascos con las oraciones de los santos, y se relacionan entre sí en parejas con gran expresividad. El grupo central que ejecuta el organistrum rompe el eje vertical del parteluz, aportando dinamismo compositivo.
Gracias a la estructura ideada por Mateo, el tímpano no es portante, lo que permite una mayor libertad escultórica. Todo el conjunto reposa sobre dinteles inscritos con la fecha de colocación (1188) y el reconocimiento al Maestro Mateo como director de la obra desde los cimientos.
Parteluz: eje simbólico del mensaje salvífico
El parteluz central, que divide el arco en dos, se convierte en el eje simbólico del Pórtico. Es un haz de seis columnas labradas en un único bloque de granito, demostración del virtuosismo técnico del taller. Sobre él se adosa una columna de mármol donde aparece el primer Árbol de Jesé hispánico: desde el tronco de Jesé brotan David, Salomón y finalmente la Virgen María, cuya posición aislada reafirma su pureza.
El capitel que corona esta columna representa la Santísima Trinidad, tipo “paternitas”, con Dios Padre sosteniendo a Cristo Hijo, sobre quien vuela la paloma del Espíritu Santo. Esta escena, aún con restos de policromía, es una de las más delicadas del conjunto.

A sus pies, en la basa, encontramos la figura del Maestro Mateo, arrodillado y mirando al altar, identificado como el "Santo dos croques". Esta escultura ha dado lugar a la tradición estudiantil de dar “cabezazos” pidiendo sabiduría. A un lado, la figura que algunos identifican como Sansón, otros como Adán, flanqueado por leones cuyas fauces permitían antiguamente el paso de la luz.

Sobre el parteluz, se alza la figura de Santiago Apóstol entronizado, portando báculo en forma de “tau” y una filacteria con el mensaje: “Me envía el Señor”. Su corona de bronce con pedrería gótica es el único elemento no pétreo del conjunto.

Estatuas-columna y basas: fundamento teológico y escultórico
El tímpano se apoya sobre dos niveles de columnas: las inferiores, de granito y mármol, y las superiores, estatuas-columna, idea tomada del arte francés. Las basas que las sustentan no son simples: están esculpidas con seres fabulosos del bestiario medieval –grifos, leones, osos, dragones– que representan los vicios y pecados aplastados por la Gloria de Dios.

Las estatuas-columna del vano central representan figuras bíblicas emparejadas en dos grupos:
- En el lado norte, aparecen Moisés, Isaías, Daniel, Jeremías y Santiago el Mayor.
- En el lado sur, encontramos Pedro, Pablo, Santiago el Menor y Juan.
Estas figuras presentan una notable expresividad y un tratamiento del paño innovador. La famosa "sonrisa de Daniel" es una de las cumbres del arte escultórico medieval. Sobre sus cabezas, los capiteles muestran vegetación exuberante y bestiario simbólico, reforzando el mensaje apocalíptico.

Arcos laterales: complementos iconográficos
Los arcos norte y sur del Pórtico no poseen tímpano, pero sus arquivoltas historiadas siguen la iconografía general:
- En el arco sur, las figuras están dispuestas en disposición radial. Según diversas interpretaciones, aquí se representa:
- El limbo de los justos y el descenso de Cristo al Hades.
- Las tribus de Israel atrapadas por la Ley de Moisés (simbolizada por el arco).
- Cristo coronado en el centro con Adán, Eva y los patriarcas (Noé, Abraham, Moisés, David, etc.).
Las figuras reposan sobre estatuas-columna difíciles de identificar, aunque podrían representar apóstoles del Nuevo Testamento. Las basas muestran animales y figuras grotescas asociadas al pecado.
- En el arco norte, más avanzado cronológicamente, las figuras siguen la forma del arco. Representa el Juicio Final:
- En el centro, Cristo Juez con nimbo crucífero.
- En la arquivolta menor, San Miguel psicopompo, pesando las almas.
- Los bienaventurados, en forma de niños, son protegidos por ángeles. Algunos se muestran horrorizados o absortos.
Conclusión
El Pórtico de la Gloria no es solo una proeza arquitectónica y escultórica, sino una compleja catequesis visual. En él confluyen innovación técnica (uso del mármol, parteluz monolítico, estructuras no portantes), riqueza iconográfica (Apocalipsis, Pasión, Árbol de Jesé, Juicio Final), y una expresividad sin precedentes en el románico. El mensaje salvífico y la Gloria de Dios se hacen palpables en piedra, invitando al espectador a un viaje espiritual desde el pecado hasta la redención.
La cripta del Pórtico de la Gloria, muchas veces conocida como “la catedral vieja”, es una obra arquitectónica esencial dentro del conjunto de la Catedral de Santiago. Concebida por el Maestro Mateo a partir de 1168, esta estructura subterránea no solo resuelve un reto técnico, sino que añade una dimensión simbólica profunda a la experiencia arquitectónica y espiritual del templo.
Una solución estructural brillante
La construcción de las naves superiores de la catedral se vio comprometida por el acusado desnivel del terreno en el lado occidental. Para solventar esta dificultad, el Maestro Mateo —bajo contrato con el rey Fernando II— diseñó una cripta que actuara como plataforma niveladora y soporte estructural. Esta cripta sustenta los pies de las naves, el majestuoso Pórtico de la Gloria, su parteluz central y la fachada occidental con su logia.

Diseño y simbolismo
En cuanto a su diseño, la cripta reproduce en pequeña escala la planta del templo superior: una cruz latina con girola y absidiolos semicirculares, destacando un absidiolo central más amplio, rectangular y ricamente decorado. En el eje del conjunto se sitúa un gran pilar compuesto que, en la catedral, coincide con el parteluz sobre el que descansa la figura del Apóstol Santiago.
Este espacio no solo cumple una función arquitectónica: representa el mundo terrenal iluminado por los astros, en contraste con el mundo celestial que se manifiesta en el Pórtico y su tribuna. La disposición de los espacios y su decoración evocan un camino simbólico desde la tierra hacia la gloria eterna, acorde con el relato de redención y esperanza que la Catedral transmite al peregrino.
Influencias artísticas y transición al gótico
La riqueza escultórica de la cripta evidencia la intervención de talleres franceses, distintos del de Mateo pero activos en el mismo periodo. Los capiteles y detalles decorativos presentan motivos vegetales, animales y humanos de gran naturalismo, que anticipan las formas del gótico temprano. Este diálogo artístico entre estilos convierte la cripta en un espacio de transición entre épocas y lenguajes visuales.
En los tramos finales aparecen bóvedas de crucería con claves decoradas con ángeles que portan el sol y la luna, símbolos de la luz terrenal. Estos elementos no son meramente ornamentales: dan inicio al programa iconográfico del Pórtico de la Gloria, conectando directamente el inframundo simbólico con la visión del Juicio Final y la Jerusalén Celeste del Maestro Mateo.
Funciones adicionales y transformaciones
Originalmente, la cripta servía también como acceso occidental a la catedral, probablemente sin escalinatas exteriores. Dos escaleras internas, ahora modificadas, permitían el paso al templo superior. La del norte, redecorada en el siglo XVI, se integró en la Capilla de las Reliquias; la del sur, barroca y del siglo XVIII, destaca por su portada renacentista y la presencia de una cruz de consagración. Estas adaptaciones reflejan la evolución funcional y estética del espacio a lo largo de los siglos.
Un espacio esencial en la arquitectura y espiritualidad jacobea
En definitiva, la cripta del Pórtico de la Gloria es una muestra del ingenio arquitectónico y la profundidad simbólica del Maestro Mateo. Es un espacio en el que convergen lo práctico y lo espiritual, lo antiguo y lo innovador, lo humano y lo divino. Su visita supone adentrarse en las raíces físicas y teológicas de la Catedral de Santiago, donde la piedra habla, sostiene y guía hacia la luz.
La Tribuna del Pórtico de la Gloria, situada sobre el nártex de la Catedral de Santiago, puede pasar desapercibida entre las alturas del templo. Sin embargo, este espacio completa el mensaje apocalíptico que el Maestro Mateo plasmó en el Pórtico, uniendo los niveles inferiores con el significado celestial de la Jerusalén Celeste.
El diseño del Pórtico se interpreta de abajo hacia arriba. En la cripta, dos claves de bóvedas representan un ángel con el sol y otro con la luna, simbolizando la dualidad terrenal. En el nivel principal, el tímpano desarrolla la visión del fin de los tiempos según el Apocalipsis. Finalmente, la tribuna culmina con la clave de su bóveda central, donde el Cordero Místico alude a la luminaria celestial descrita en el texto sagrado: “La gloria de Dios ilumina la ciudad y su lámpara es el Cordero”.
La arquitectura de la tribuna combina elementos románicos y góticos. Sus arcos apuntados, decorados con ajedrezados románicos, separan el tramo central, donde destaca una bóveda de crucería que descansa sobre ángeles turiferarios con cartelas. Los nervios de estas bóvedas presentan una decoración vegetal característica del taller de Mateo, dejando una influencia duradera en obras posteriores.
El diseño luminoso de la tribuna es una obra maestra. El tramo central se eleva más allá del tejado para abrir vanos en los cuatro puntos cardinales, iluminando el Cordero Místico. Aunque la fachada mateana original fue reemplazada en 1738, su rosetón y vanos laterales permitían la entrada de luz directa, que atravesaba el óculo interior de la tribuna y aligeraba la carga estructural sobre el Pórtico.
La tribuna también cumplía una función práctica. Un pasillo construido por Mateo conectaba las torres medievales del Obradoiro con los vanos superiores, facilitando el mantenimiento del gran rosetón y los vidrios emplomados. Algunos restos arquitectónicos visibles en sus muros, como partes de arcos y figurillas, confirman esta utilidad.
Además de su función y simbolismo, la tribuna refleja el contrato del Maestro Mateo con Fernando II en 1168. Una inscripción en el triforio, “Gudesteo”, recuerda a Pedro Gudesteiz, tesorero de la basílica y responsable de financiar las obras.

La Tribuna del Pórtico de la Gloria es un ejemplo único del ingenio arquitectónico del Maestro Mateo. Su diseño une arte, funcionalidad y simbolismo teológico, culminando una obra que marca la transición entre el románico y el gótico.
A finales del siglo XII y principios del XIII, el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago no era un simple elemento decorativo, sino un complejo programa iconográfico destinado a enseñar y maravillar a un pueblo mayoritariamente analfabeto. En un tiempo donde el acceso directo a los rituales del altar estaba restringido, las portadas de las iglesias desempeñaban un papel esencial como herramienta educativa y simbólica.
Un Programa Iconográfico Único
Las portadas de la Catedral de Santiago están descritas en el Códice Calixtino, aunque este no menciona el Pórtico de la Gloria, ya que aún no estaba terminado cuando se escribió el manuscrito. Originalmente, la fachada medieval permitía que las figuras del Pórtico se proyectaran hacia el exterior, una integración visual que se mantuvo hasta las reformas del siglo XVI, cuando se añadieron puertas con jambas y dinteles que ocultaron parte de su grandiosidad.
El Maestro Mateo, con una visión innovadora, introdujo un naturalismo y una expresividad que anticipaban el gótico, rompiendo con el hieratismo propio del románico. Además, todo el conjunto estuvo ricamente policromado, con colores como ocres, azules, rojos y dorados que realzaban la monumentalidad de las figuras. Aunque gran parte de esta policromía se ha perdido, aún se pueden apreciar restos al caer la tarde, cuando la luz atraviesa la fachada actual.
La Luz como Elemento Simbólico
La luz tiene un papel clave en el diseño del Pórtico. Mateo abrió generosos vanos para iluminar el interior de la catedral, simbolizando la divina iluminación. En la cripta que sostiene el Pórtico, dos ángeles portan el sol y la luna, simbolizando la luz terrenal. Por otro lado, en la tribuna, la luz procede del Cordero Místico, evocando el pasaje del Apocalipsis en el que la gloria de Dios ilumina la ciudad celestial.
El Mensaje del Pórtico
El Pórtico sigue fielmente el Apocalipsis de San Juan. En el tímpano central, Cristo preside el Juicio Final, glorificado por ángeles y rodeado por los tetramorfos, los símbolos de los cuatro evangelistas. A su alrededor, los bienaventurados, los ancianos músicos y las almas salvadas se reúnen en una escena que combina movimiento y armonía. Las arquivoltas laterales completan esta narrativa:

Arco Norte: Representa el Juicio Final, con las almas de los bienaventurados guiadas por ángeles hacia la Gloria, mientras los condenados son castigados por demonios grotescos que personifican los pecados capitales.
Arco Sur: Representa el descenso de Cristo al limbo y la liberación de los justos del Antiguo Testamento, con figuras como Adán, Eva, Abraham y Moisés.
Detalles Escultóricos y Simbolismo
Las estatuas-columnas que sostienen los arcos representan a profetas y apóstoles, quienes, al portar el mensaje de salvación, aplastan simbólicamente a las bestias demoníacas que forman las basas. Este contraste entre la luz de la salvación y la oscuridad del pecado refuerza el mensaje teológico del Pórtico.
El diseño de Mateo se asemeja a un cómic medieval, donde las escenas se leen de manera continua, desde los arcos laterales hacia el central. Ángeles guían a las almas desnudas, representadas como niños, hacia los bienaventurados, creando una narrativa fluida y profundamente simbólica.
Legado del Maestro Mateo
El Pórtico de la Gloria es una obra cumbre de la escultura medieval europea. Su influencia se extendió a otras creaciones, como el Pórtico del Paraíso de la Catedral de Orense, que también aborda el Apocalipsis pero sin alcanzar el nivel técnico ni iconográfico de la obra de Mateo.
El Maestro Mateo es una figura envuelta en misterio. Algunos estudiosos sugieren un origen francés debido a su conocimiento de la escultura gótica, mientras que otros lo sitúan como compostelano. Su firma aparece en un contrato de 1168 con el rey Fernando II, donde se le encargó completar las obras de la catedral. La tradición popular lo asocia con la figura del “Santo dos Croques”, esculpida frente al altar mayor, donde se arrodilla ofreciendo su obra. Según la leyenda, dar tres cabezazos a esta escultura transmitirá parte de su genialidad al visitante.
Una Obra para la Eternidad
El Pórtico de la Gloria no es solo una joya arquitectónica, sino un relato visual que combina teología, simbolismo y arte en un conjunto sin igual. Es testimonio del genio del Maestro Mateo, cuya visión adelantada marcó un hito en la historia del arte y dejó un legado que sigue inspirando a quienes lo contemplan.
Tras más de ocho siglos soportando el paso del tiempo, la humedad y la acción humana, el Pórtico de la Gloria ha sido objeto de una minuciosa restauración que ha devuelto su esplendor original. Esta intervención, impulsada por la Fundación Barrié en colaboración con el Cabildo de la Catedral y el Instituto del Patrimonio Cultural de España, se desarrolló durante más de diez años, culminando en 2018.
El trabajo comenzó con una exhaustiva investigación científica y técnica, utilizando tecnologías avanzadas de escaneado 3D, análisis de pigmentos y estudios estructurales. Gracias a ello, se identificaron los problemas derivados de la humedad, los restos de antiguas intervenciones y la suciedad acumulada, lo que permitió planificar una restauración precisa y respetuosa.
Uno de los logros más significativos fue la recuperación de la policromía original. Bajo capas de suciedad y desgaste, salieron a la luz los vivos colores que decoraban las esculturas del maestro Mateo. Esta recuperación no solo embellece el conjunto, sino que también nos permite entender mejor el sentido y la intención simbólica de la obra.
La restauración ha convertido el Pórtico de la Gloria no solo en una joya arquitectónica, sino en un testimonio vivo del arte románico europeo, accesible hoy al visitante con una mirada renovada.
- Duración de la restauración: 2009 - 2018
- Financiación: Fundación Barrié
- Técnicas utilizadas: Escaneado láser, análisis químico, fotografía multiespectral
La restauración del Pórtico de la Gloria
La restauración del Pórtico de la Gloria
Tras 800 años, el Pórtico de la Gloria ha revelado sus secretos. Descubre la historia detrás de la restauración que le devolvió su luz y esplendor original.
El Pórtico de la Gloria, una obra cumbre del románico, se enfrentaba a un deterioro significativo, lo que hizo imprescindible un proyecto de restauración histórico y ambicioso. Este esfuerzo no solo buscaba detener el daño, sino también recuperar la esencia original de la obra maestra de Maestro Mateo.
El proyecto, que duró varios años, se convirtió en un modelo de colaboración entre instituciones públicas y privadas. La Fundación Barrié jugó un papel fundamental al patrocinar los trabajos, uniendo fuerzas con el Ministerio de Cultura y Deporte, la Xunta de Galicia y la Fundación Catedral de Santiago.
Detrás de este gran proyecto, hubo un equipo multidisciplinar de profesionales de primer nivel, que abordaron la restauración desde múltiples frentes, aplicando la ciencia y la tecnología más avanzada para garantizar el máximo respeto por la obra original. Este enfoque integral fue clave para el éxito de la restauración.
La decisión de restaurar el Pórtico de la Gloria no fue aleatoria; fue el resultado de un análisis exhaustivo que reveló un avanzado estado de deterioro. El principal enemigo de la obra fue el paso del tiempo, el entorno cambiante y la falta de protección. Los daños eran de tres tipos:
- Daños físicos y mecánicos: la exposición al polvo, el humo de las velas, los cambios de temperatura y las vibraciones causadas por el tráfico y la actividad humana provocaron grietas, desprendimientos y el debilitamiento de la estructura de la piedra.
- Deterioro químico: la acumulación de suciedad y el efecto de los contaminantes atmosféricos oscurecieron las figuras y alteraron los pigmentos originales. La acción de la humedad, sumada a la del salitre, desestabilizó la policromía, poniendo en riesgo la supervivencia de los colores originales.
- Biodeterioro: el Pórtico sufrió la proliferación de líquenes, algas y microorganismos que se alimentaban de la superficie de la piedra, alterando su composición y estética. Este proceso, aunque lento, podía causar daños irreversibles si no se detenía.
En definitiva, la restauración se hizo urgente para salvaguardar la obra maestra y su policromía, permitiendo a las generaciones futuras apreciar la visión original del Maestro Mateo.
La restauración del Pórtico de la Gloria se distinguió por su enfoque colaborativo, donde diversas instituciones unieron sus esfuerzos y recursos para lograr un objetivo común: la preservación de esta obra maestra.
- La participación de la Fundación Barrié: La Fundación Barrié, una de las instituciones más comprometidas con la conservación del patrimonio cultural en España, se convirtió en la principal patrocinadora del proyecto. Su apoyo financiero y técnico fue crucial para la viabilidad de la restauración, demostrando el valor de la colaboración privada en la salvaguarda de bienes culturales.
- Colaboración entre el Ministerio de Cultura, la Xunta y la Catedral de Santiago: El proyecto fue un ejemplo de cooperación institucional. El Ministerio de Cultura y Deporte aportó su experiencia y recursos técnicos a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Por su parte, la Xunta de Galicia y la Fundación Catedral de Santiago facilitaron la coordinación y gestión en el ámbito local, garantizando que el proyecto se desarrollara de manera fluida y respetuosa con el entorno de la Catedral.
- Un equipo multidisciplinar: La restauración no solo requirió una alianza entre instituciones, sino también la sinergia de un equipo de expertos de diversas disciplinas. Restauradores, arquitectos, químicos e historiadores trabajaron codo con codo, aportando conocimientos específicos para cada fase del proyecto. Esta aproximación holística permitió un diagnóstico preciso de los problemas y la aplicación de soluciones innovadoras y respetuosas con el original.
Esta colaboración sentó un precedente para futuras restauraciones, demostrando que la unión de la experiencia pública, el apoyo privado y el conocimiento científico son la clave para proteger el patrimonio de la humanidad.
El proceso de restauración del Pórtico de la Gloria fue un viaje fascinante que combinó la tradición de la conservación con la más avanzada tecnología. Cada paso se planificó minuciosamente para garantizar el máximo respeto por la obra original, con un equipo de profesionales que aplicó un enfoque científico para descifrar la historia del Pórtico y devolverle su esplendor.
Antes de cualquier intervención, fue necesario un diagnóstico exhaustivo para identificar los problemas de la obra. Los restauradores, apoyados por científicos, utilizaron tecnologías como la termografía, la espectroscopia y el láser 3D para evaluar la composición de los materiales, detectar grietas ocultas y mapear el estado de la policromía en toda la superficie. Este análisis detallado proporcionó la hoja de ruta para el tratamiento.
Una vez que se conoció el alcance de los daños, se aplicó un tratamiento en varias etapas:
- Limpieza y eliminación de suciedad: La primera fase consistió en la eliminación de la suciedad y los microorganismos acumulados durante siglos. Se emplearon métodos no invasivos, como bisturíes de microcirugía, aerosoles de aire comprimido y microaspiración, para retirar las partículas de polvo, el humo y los agentes biológicos sin dañar la superficie. El uso de microchorros de agua nebulizada también fue clave para ablandar las capas de suciedad más resistentes.
- Consolidación de la piedra y la policromía: Para reforzar las áreas debilitadas de la piedra y evitar desprendimientos, se aplicaron nanomateriales y consolidantes a base de sílice. Estos compuestos reforzaron la estructura interna de la piedra sin alterar su porosidad ni su apariencia. Del mismo modo, se utilizaron resinas acrílicas para fijar la policromía, garantizando la estabilidad de los pigmentos originales.
- Reintegración cromática: En las zonas donde se había perdido la policromía, se realizó una reintegración para mejorar la lectura visual del conjunto. Los restauradores utilizaron una técnica de punto a punto, que permitía recrear el color de manera sutil, sin imitar la textura original y haciendo que la intervención fuera reversible en el futuro.
Uno de los mayores hallazgos de la restauración fue el redescubrimiento de la policromía original del Pórtico. A través de la fotografía ultravioleta e infrarroja, se detectaron los pigmentos primarios que se conservaban bajo las capas de suciedad. Este descubrimiento reveló el vibrante y colorido aspecto original de la obra, que no se había visto en siglos. El rojo, el azul, el ocre y el blanco de la vestimenta de las figuras volvieron a ser visibles. Este hallazgo fue un recordatorio de que, a menudo, la restauración no es solo una cuestión de reparar, sino de redescubrir la historia.
La finalización de la restauración del Pórtico de la Gloria no solo marcó el cierre de una fase de trabajo intensivo, sino que también representó el renacer de una de las obras maestras más significativas de la historia del arte. El resultado es un monumento que ha recuperado su vitalidad, su forma original y, lo más importante, su esencia.
Hoy, el Pórtico de la Gloria se presenta ante el público con una apariencia renovada, que es testimonio del éxito del proyecto de restauración. La limpieza meticulosa y el tratamiento conservador han revelado detalles que se creían perdidos, como los gestos de las figuras y la delicada talla de los ropajes. La policromía, que estaba oculta bajo siglos de suciedad y capas de barnices, ha vuelto a brillar, revelando una gama de colores vivos que demuestran la intención original de su creador.
El Pórtico ha pasado de ser una obra en deterioro a ser una "obra maestra recuperada", un símbolo de cómo la tecnología, la ciencia y la experiencia humana pueden trabajar juntas para preservar el patrimonio cultural. La consolidación estructural y la protección de su superficie garantizan que las futuras generaciones puedan seguir admirando la visión de Maestro Mateo.
La restauración del Pórtico de la Gloria ha sido un paso fundamental para su supervivencia, pero no es la solución definitiva. Su conservación es un proceso continuo que requiere un mantenimiento constante para protegerlo de futuros deterioros.
Los principales desafíos a los que se enfrenta la obra hoy son la humedad, la contaminación ambiental y la posible reaparición de microorganismos. Los expertos coinciden en que un seguimiento regular y la aplicación de medidas de conservación preventiva son vitales para evitar que la obra vuelva a oscurecerse y deteriore. Esto garantiza que el trabajo realizado no se pierda con el tiempo y que el Pórtico mantenga su esplendor. La conservación es una tarea que nunca termina, y es responsabilidad de todos proteger este legado cultural.
¿Cuánto tiempo duró la restauración? El proyecto de restauración fue un proceso largo y detallado que se extendió por más de una década. Los trabajos de conservación de la obra se iniciaron formalmente en 2006 y concluyeron en 2018, lo que demuestra la complejidad y el cuidado que requirió.
¿Se recuperaron los colores originales? Sí. El minucioso proceso de limpieza eliminó la suciedad, los contaminantes y las viejas capas de barniz que se habían acumulado a lo largo de los siglos. Esto permitió que los colores originales de la policromía, que se consideraban perdidos, volvieran a ser visibles, revelando la gama cromática que usó el Maestro Mateo.
¿Qué tipo de daños se encontraron? La obra presentaba múltiples daños, principalmente causados por factores ambientales. Los más significativos eran la humedad y la contaminación ambiental, que habían provocado el deterioro de la piedra y la ocultación de la policromía. Además, se detectó un grave proceso de biodeterioro, que es el daño causado por microorganismos como bacterias y líquenes.
¿Por qué es necesario el mantenimiento constante? El mantenimiento continuo es fundamental porque el Pórtico, a pesar de la restauración, sigue expuesto a los mismos factores ambientales que lo dañaron en el pasado. Un seguimiento regular y la aplicación de medidas preventivas son la única manera de evitar que la humedad, la contaminación y los microorganismos vuelvan a oscurecer y deteriorar la obra, asegurando que su esplendor perdure.
Los Instrumentos del Pórtico de la Gloria
Los Instrumentos del Pórtico de la Gloria
¡Descubre la orquesta de piedra! Sumérgete en la historia de los 24 ancianos del Pórtico de la Gloria y conoce sus fascinantes instrumentos medievales. ¡Una sinfonía para los ojos!
El Pórtico de la Gloria es mucho más que un conjunto escultórico; es una obra que resuena con un profundo significado musical. Las figuras de los Ancianos del Apocalipsis, talladas con sus instrumentos, transforman la piedra en una "orquesta" simbólica que representa la armonía celestial. Esta sección explora el sentido de la música en el románico y su papel en el mensaje teológico del Maestro Mateo.
Las 24 figuras de los Ancianos del Apocalipsis no solo sostienen instrumentos, sino que son la esencia misma de la música del Pórtico. Cada figura está representada en una actitud de éxtasis musical, creando un coro que alaba la divinidad. Este apartado profundiza en la iconografía de estos músicos celestiales y en su importancia dentro de la visión apocalíptica del conjunto.
En el Pórtico de la Gloria, las figuras de los 24 Ancianos del Apocalipsis conforman una asombrosa "orquesta de piedra", cada uno sosteniendo un instrumento musical que refleja la riqueza sonora de la época. Este conjunto no es meramente decorativo; es un valioso inventario de los instrumentos medievales que se utilizaban en el siglo XII, y su representación en la piedra nos permite entender mejor la música y la cultura de la época. A continuación, se describen los instrumentos más destacados de este conjunto.
Fídulas (Oval y en Ocho)
Las fídulas son los instrumentos de cuerda frotada más representativos de la Edad Media. Las del Pórtico se presentan en dos formas distintas:
- Fídula oval: Se caracteriza por su caja de resonancia ovalada, de diseño simple y elegante. Su popularidad se debió a su versatilidad, permitiendo a los músicos interpretar melodías tanto sagradas como profanas.
- Fídula en ocho: Con una caja de resonancia que recuerda a la forma de un violín moderno, la fídula en ocho presenta una silueta más estilizada. Este tipo de fídula, a menudo tallada con delicadeza, era capaz de producir un sonido más complejo y resonante que su contraparte oval.
Arpa
El arpa es uno de los instrumentos más antiguos y emblemáticos, y su presencia en el Pórtico simboliza la conexión con las tradiciones musicales y poéticas. Se caracteriza por su marco triangular y sus cuerdas de longitud variada, que se pulsan para producir una melodía celestial. El arpa de la "Orquesta de Piedra" demuestra su papel central en la música cortesana y religiosa de la época.
Salterio
El salterio es un instrumento de cuerda punteada con una caja de resonancia plana, generalmente de forma trapezoidal o triangular. Las cuerdas, que se extienden sobre la superficie de la caja, se tañen directamente con los dedos o con pequeños plectros. A menudo, el salterio se confundía con el arpa-salterio, pero su representación en el Pórtico muestra claramente sus características únicas.
Cítara
La cítara es un instrumento de cuerda punteada que se parece a un laúd o una lira. Sin embargo, su diseño es más compacto y se toca sosteniéndola en el regazo. La versión del Pórtico presenta una figura elegante y esbelta, con un mástil que se integra en el cuerpo, lo que sugiere una variante utilizada para acompañar el canto y la recitación.
Laúd
El laúd es un instrumento de cuerda punteada con un distintivo cuerpo en forma de pera y un mástil con trastes. En el arte románico, el laúd es un símbolo de armonía y el deleite de la música. Su inclusión en el conjunto escultórico del Pórtico de la Gloria resalta la sofisticación musical de la corte medieval y las influencias orientales que llegaron a la península ibérica.
Organistrum
El organistrum es quizás el instrumento más fascinante de toda la orquesta. Es un instrumento de cuerda frotada que funciona con una rueda giratoria accionada por una manivela. Originalmente, se tocaba entre dos personas: una giraba la manivela y la otra presionaba las teclas para cambiar el tono de las cuerdas. Este instrumento creaba un sonido sostenido y zumbante (similar a un bordón) y se utilizaba principalmente en la música sacra. El organistrum del Pórtico es una de las representaciones más icónicas y mejor conservadas de este raro instrumento medieval.
La riqueza musical del Pórtico ha inspirado a musicólogos y luthiers modernos a reconstruir los instrumentos y a recrear la música que podría haber sonado en la Edad Media. Este apartado explora el trabajo de investigación y las interpretaciones que han dado voz a esta obra de piedra.
Preguntas frecuentes sobre el Pórtico de la Gloria
¿Sabes por qué el Pórtico de la Gloria ha guiado a peregrinos por siglos? Resolvemos tus dudas y te contamos los secretos de este tesoro del románico, desde la enigmática sonrisa de Daniel hasta el misterio del Maestro Mateo.
Es un conjunto escultórico románico que forma parte de la entrada occidental de la Catedral de Santiago de Compostela. Fue realizado por el Maestro Mateo entre los años 1168 y 1188. Representa el Juicio Final y es considerado una de las obras maestras del arte medieval europeo.
Fue un escultor y arquitecto gallego del siglo XII, autor del Pórtico de la Gloria. Su estilo fusiona el románico con elementos proto-góticos, mostrando gran expresividad en los rostros y detallismo en las figuras.
El conjunto muestra una visión simbólica del Apocalipsis, con Cristo en Majestad rodeado por los evangelistas, profetas, apóstoles y ángeles músicos. También aparecen escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.
Actualmente se accede mediante visita guiada con aforo limitado para preservar su estado tras la restauración. Las entradas se compran en la web oficial de la Catedral o en el museo catedralicio.
Tras siglos de exposición a la humedad, polvo, hollín y vibraciones, el conjunto escultórico presentaba daños estructurales y pérdida de policromía. La restauración fue necesaria para asegurar su conservación futura.
La restauración comenzó en 2009 y se concluyó en 2018, tras casi una década de trabajo multidisciplinar entre restauradores, historiadores, químicos, arquitectos y técnicos.
Sí. Durante la restauración se redescubrieron fragmentos de la policromía original que habían quedado ocultos por la suciedad. Aunque no se repintó, se ha conservado y protegido para su estudio y apreciación.
La figura central del parteluz es el apóstol Santiago, patrón de España, sosteniendo un pergamino. Es una representación única del santo como intercesor de los peregrinos que llegaban por el Camino de Santiago.
Son esculturas que tocan instrumentos medievales (arpa, zanfona, laúd...). Están ubicados en la parte superior del arco central. Son un testimonio excepcional de la iconografía musical del siglo XII.
No, actualmente no está permitido fotografiar el Pórtico durante la visita, para evitar deterioros por la luz y el uso de flashes. Se recomienda adquirir material oficial o visitar exposiciones virtuales.
Curiosidades del Pórtico de la Gloria
Curiosidades del Pórtico de la Gloria
¿Sabías que el Pórtico de la Gloria fue un "puzzle" de esculturas? Descubre esta y otras curiosidades de la obra maestra del Maestro Mateo.
La figura del Maestro Mateo, autor del Pórtico, se encuentra arrodillada en la parte posterior del parteluz central, mirando al altar mayor. Tradicionalmente, los estudiantes y peregrinos se golpeaban suavemente la cabeza contra la suya ("dar croques") para que les transmitiera sabiduría. Hoy en día, esta práctica está prohibida para conservar la escultura.
La enigmática y famosa sonrisa del profeta Daniel, en el pilar derecho del arco central, es considerada la primera sonrisa esculpida del arte románico. Se ha especulado que sonríe al contemplar la belleza de la reina de Saba, una figura que se encuentra enfrente, en la misma fachada.
Aunque el Pórtico es una obra unitaria, muchas de las figuras laterales fueron reubicadas de otros puntos de la Catedral, como la antigua fachada de la Azabachería. Por esta razón, su disposición no es perfecta y parece que algunas figuras fueron colocadas a la fuerza.
Los 24 ancianos del Apocalipsis, que se encuentran en la arquivolta superior, sostienen instrumentos musicales. Los expertos han logrado reproducir réplicas de estos instrumentos y han descubierto que, a pesar de tener casi mil años, siguen siendo funcionales y pueden sonar.
Aunque hoy el Pórtico se ve principalmente en el color gris del granito, en su origen estaba completamente pintado con colores vivos, como el lapislázuli azul y el oro. Tras la restauración, se ha logrado recuperar parte de esta policromía original, revelando la riqueza de los pigmentos utilizados.
Una de las figuras que representa el infierno es un hombre con una empanada en el cuello. Se le conoce como el "glotón" y se dice que es un castigo a los que comían en exceso, ya que no puede tragar la comida. Es una de las representaciones más crudas del pecado en el Pórtico.
El Maestro Mateo, el arquitecto del Pórtico de la Gloria, construyó la cripta para resolver un problema muy concreto: el gran desnivel entre el nivel de la plaza del Obradoiro y el piso de la nave central de la Catedral. La cripta sirvió como cimentación y base para el pórtico superior.
El espacio de la cripta fue concebido para que se celebrara la "Fiesta del Teatro" durante la Edad Media. Se trataba de una representación en la que se recreaban pasajes bíblicos, un evento que unía la fe y el arte en un espacio subterráneo único.
Las figuras que adornan la cripta no son aleatorias. En sus capiteles y columnas, se encuentran esculpidos animales, seres mitológicos y figuras del Antiguo Testamento, como Sansón y el león, que simbolizan la lucha entre el bien y el mal.
La cripta se diseñó para tener un altar, pero nunca se instaló. Esto se debe a que el espacio no se consideraba lo suficientemente sagrado como para albergar el altar principal de la Catedral, un privilegio reservado para el altar del Apóstol en la parte superior.
Aunque está bajo tierra, la cripta también se concibió como un reflejo del Pórtico de la Gloria. La estructura, las columnas y las bóvedas imitan la arquitectura del pórtico superior, simbolizando la conexión entre el mundo terrenal (la cripta) y el mundo celestial (el pórtico).
La tribuna es un balcón interior que se abre a la nave central, ofreciendo una vista privilegiada sobre la Catedral. Desde aquí se pueden apreciar detalles del Pórtico de la Gloria y de las naves que no son visibles desde el suelo, lo que la convierte en el punto de observación ideal para los peregrinos que entraban al templo.
En la época medieval, la tribuna era utilizada por el coro y los músicos. Era el lugar perfecto para que el sonido de los instrumentos y las voces se expandieran por todo el templo, llenando el espacio de una atmósfera solemne y celestial.
Antiguamente, la tribuna se conectaba con el coro de piedra que el Maestro Mateo había construido en la nave central. Hoy en día, el coro ya no existe, pero la tribuna sigue siendo un testimonio de la gran visión arquitectónica de su creador.
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