Capilla de la Concepción o de Prima
Santiago de CompostelaCapilla de la Concepción o de Prima en la Catedral de Santiago de Compostela
La Capilla de la Concepción, también conocida como Capilla de Prima, es una de las joyas históricas que puedes encontrar en la Catedral de Santiago de Compostela. Su historia se remonta a los primeros días de la catedral románica, cuando las obras avanzaban a buen ritmo bajo la dirección del llamado Maestro de las Platerías y el impulso del arzobispo Diego Gelmírez. Fue en 1105 cuando las capillas de la cabecera y el transepto, incluyendo la primitiva capilla de la Santa Cruz en este espacio, fueron consagradas.
Transformación y Ampliación
La capilla actual no es exactamente la misma que la original. Su transformación y ampliación se realizaron gracias a la iniciativa de Alonso de Fonseca y al diseño de Juan de Álava, con Jácome García a cargo de la construcción. Estos nombres también están detrás de otras reformas en la catedral durante la misma época. Fue la Cofradía de Clérigos de Coro, también conocida como la Cofradía de la Inmaculada Concepción, la que solicitó los permisos en 1523 para llevar a cabo esta obra.
Un Retablo con Historia
El retablo que hoy preside la capilla es una obra maestra del barroco, diseñada en 1721 por Domingo de Andrade y construida por Antonio Alfonsín y Manuel Leis. Este retablo destaca por su representación del Descendimiento de la Cruz, que se cree fue tallado por Diego de Sande. La capilla recibe su nombre actual gracias a la imagen de Nuestra Señora de Prima, obra del escultor Cornielis de Holanda, que originalmente formaba parte de un retablo anterior de 1526. El retablo actual también tiene una conexión con Simón Rodríguez, quien dejó su huella pictórica tras la estructura principal.
Sepulcro Renacentista
Uno de los elementos más destacados de la capilla es el sepulcro del canónigo Antonio Rodríguez Agustín, otra obra de Cornielis de Holanda. En 1525, Rodríguez Agustín obtuvo el permiso para ser enterrado en esta capilla, justo a la derecha de la entrada, bajo un arco en el muro cercano al altar mayor. Este sepulcro es un hermoso ejemplo de la escultura renacentista gallega, con el yacente representado como un diácono que sujeta un libro en su pecho, y con un león a sus pies, tal como el canónigo lo había dispuesto en su testamento.
El Cierre de la Capilla
El cierre de la capilla también tiene su historia. Fue encargado en 1709 a Francisco Lorenzo, cuyo trabajo se completó en 1712 por su hijo Clemente Lorenzo. Aunque en el contrato se menciona a Domingo de Andrade como el posible autor del diseño, es probable que finalmente fueran los Lorenzo quienes realizaron la obra. Detrás de esta reja y bajo el relieve del Descendimiento de la Cruz, se encuentra la discreta tumba de Domingo de Andrade, quien dejó una huella imborrable en la catedral compostelana.