Orígenes y ubicación de la Capilla de Mondragón
La Capilla de Mondragón, ubicada en la Catedral de Santiago de Compostela, es un pequeño pero fascinante ejemplo de las transformaciones artísticas que han moldeado el templo a lo largo de los siglos. Desde su construcción en 1521, esta capilla ha combinado elementos arquitectónicos y artísticos únicos, convirtiéndose en un espacio lleno de historia y belleza.

Ocupa un espacio singular en la girola de la catedral, donde antiguamente existían pequeñas capillas semicirculares de estilo románico. Fue erigida en el lugar de la puerta de San Pelayo, una de las menores del templo románico, gracias a Juan de Mondragón, quien obtuvo el permiso para construirla en 1521. Este espacio combina elementos históricos con las aspiraciones personales y artísticas de su fundador.
Arquitectura y diseño
Diseñada por Jácome Fernández, la capilla destaca por adaptarse a las formas irregulares del espacio entre las antiguas capillas. Inspirándose en soluciones de Juan de Álava, como la bóveda de crucería del claustro plateresco, Fernández logró un diseño de planta casi rectangular. Incluye una sacristía lateral con acceso a una escalera de caracol que lleva a una tribuna conectada a la capilla mediante un arco escarzano. A pesar de su reducido tamaño, el diseño ofrece una estructura funcional y estéticamente rica.

El retablo de barro cocido: una obra maestra singular
El elemento más destacado de la Capilla de Mondragón es su retablo, realizado completamente en barro cocido por Miguel Perrín, un escultor sevillano. Encargado en 1526, el retablo representa una escena de Lamentación sobre Cristo muerto, rodeado por un paisaje en relieve que evoca a Jerusalén, aunque con elementos propios del siglo XVI europeo.

La obra sobresale por la minuciosidad de sus trece personajes, con expresiones y vestimentas detalladas que aún reflejan la tradición gótica borgoñona. Este retablo, único por su material y estilo, ofrece una interpretación profundamente emotiva del dolor ante la muerte de Cristo.

Transformaciones barrocas y decoración adicional
En el siglo XVIII, la Capilla de Mondragón experimentó un enriquecimiento decorativo. En 1751 se añadieron tallas sobredoradas que enmarcan el relieve de Perrín. También se colocaron nuevos retablos con imágenes monumentales de San Juan Bautista, San Antonio, Cristo en la Cruz y la Dolorosa, que reflejan el estilo barroco predominante de la época.
La reja de cierre: tradición y estilo arcaizante
Entre 1520 y 1530, la capilla fue cerrada por una reja que destaca por su ornamentación y detalles policromados. Aunque propia del Renacimiento, presenta un diseño más acorde al siglo XV, lo que la hace arcaizante para su época. Se atribuye al círculo de Juan Francés, quien también realizó la reja del Hospital Real de Santiago.

Legado y actualidad de la Capilla de Mondragón
La Capilla de Mondragón, concebida como un espacio de devoción privada para la familia Mondragón, actualmente está bajo el patrocinio del Marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Este espacio continúa siendo un testimonio vivo de la evolución arquitectónica y artística de la catedral, reflejando estilos y tradiciones que abarcan varios siglos.
Conclusión
La Capilla de Mondragón es mucho más que un rincón de la Catedral de Santiago de Compostela. Su rica historia, su arquitectura adaptada a los espacios preexistentes, y su retablo único en barro cocido hacen de este lugar un ejemplo excepcional de cómo las corrientes artísticas y las necesidades devocionales han dejado su huella en el tiempo. Un verdadero tesoro para quienes buscan conocer a fondo el patrimonio de esta catedral icónica.
Preguntas frecuentes sobre Capilla de Mondragón
La capilla fue erigida por Juan de Mondragón en 1521, en el espacio de la antigua puerta de San Pelayo.
El retablo es único porque está realizado completamente en barro cocido (terracota), una obra encargada a Miguel Perrín en 1526. Representa una escena de la Lamentación sobre Cristo muerto.
Su arquitectura se adapta a un espacio irregular de la girola. El diseño, realizado por Jácome Fernández, se inspira en el plateresco, con una bóveda de crucería y una planta casi rectangular.
La reja, fabricada entre 1520 y 1530, es de estilo arcaizante, ya que presenta un diseño más propio del siglo XV, aunque fue creada en pleno Renacimiento. Se atribuye al círculo de Juan Francés.
En el siglo XVIII, la capilla recibió un enriquecimiento barroco con la adición de tallas sobredoradas que enmarcan el retablo de terracota, así como nuevos retablos con imágenes de santos como San Juan Bautista y San Antonio.
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