Capilla de Santa Catalina
Santiago de CompostelaLa Capilla de Santa Catalina: Un Espacio Discreto pero Cargado de Historia en la Catedral de Santiago
Ubicada junto a la Puerta de la Azabachería, hacia el lado oeste, la Capilla de Santa Catalina es un rincón de la Catedral de Santiago de Compostela que, aunque hoy pase un poco desapercibido, guarda una rica historia. Este pequeño espacio fue en su momento el Panteón Real, un proyecto ambicioso que, por diversos motivos, nunca se completó como se había imaginado. A pesar de ello, algunos enterramientos sí se llevaron a cabo aquí, aunque posteriormente muchos restos fueron trasladados a la Capilla de las Reliquias.
Un Espacio de Descanso Eterno
El uso de esta capilla como lugar de enterramiento aún se refleja en un espacio contiguo, situado en la parte exterior de su muro, junto a la escalera que baja desde la Puerta de la Azabachería. Aquí se encuentra el sepulcro del obispo de Orense, Alonso López de Valladolid, fallecido en 1468. Esta tumba, de las postrimerías del gótico, destaca por la estatua yacente en granito, que contrasta con un báculo de bronce, una muestra del gran trabajo de los broncistas de la época. El sarcófago lleva el escudo de los Mendoza, la familia del difunto. Además, en el lado opuesto de la escalera, junto a la Capilla de San Andrés, se encuentra el sepulcro del prior Juan Vidal, una escultura expresiva del siglo XVI obra de Juan Bautista Celma.
El Patronato de los Marqueses de Bendaña
La Capilla de Santa Catalina está bajo el patronato de los Marqueses de Bendaña, antiguos propietarios del famoso pazo que lleva su nombre en la Plaza del Toral de Compostela. Después de que el Panteón Real fuera trasladado en 1535, el canónigo y arcediano Lope Sánchez de Ulloa dotó esta capilla con una fundación antes de su muerte en 1545. En 1548, se encargó la construcción de un retablo al escultor maestre Miguel Ramón para presidir el oratorio. Sin embargo, el retablo que vemos hoy en día, con una imagen de Santa Catalina en la hornacina central y una representación de la Virgen de Lourdes un poco más abajo, data de finales del siglo XVIII.
Una Capilla con Cambios y Renovaciones
Durante su visita a la catedral a inicios del siglo XVII, el cardenal del Hoyo menciona que en esta capilla se derribó la sacristía, y que cualquier sacerdote podía celebrar misa aquí, algo que se anunciaba en una tablilla colocada en la antigua reja renacentista que la cerraba. Esa reja fue obra de Guillén de Bourse, pero la que podemos ver hoy, de estilo barroco y fechada en 1763, es obra del herrero Antonio Pérez.