Orfebrería
Santiago de CompostelaLa Impresionante Colección de Orfebrería de la Catedral de Santiago
La colección de orfebrería de la Catedral de Santiago de Compostela es una de las más variadas y de mayor calidad que podrás encontrar en su museo. Estas piezas son fruto del trabajo de talleres locales, muchos de los cuales se establecieron en torno a la catedral, en la Plaza de las Platerías y la Plaza de la Azabachería. Financiadas por el cabildo, prelados o mediante donaciones que llegaron desde todos los rincones de Europa y más allá durante siglos de peregrinación, estas obras representan una rica variedad de estilos y épocas.
La Capilla de San Fernando: Un Tesoro de Orfebrería
La mayor parte de la colección de orfebrería se encuentra en la Capilla de San Fernando, aunque también hay piezas importantes en su antecapilla y en la Capilla de Reliquias. Aquí se exhiben algunos de los relicarios más valiosos, auténticas obras maestras además de su incalculable valor devocional. Recientemente se ha sumado a esta colección una columna de bronce del siglo XII, que alberga en su interior el báculo del siglo XIII de San Franco de Sena, un báculo que, según la tradición, perteneció al propio Santiago el Mayor. Esta columna está coronada por un Apóstol Peregrino del siglo XVI, que durante siglos estuvo en el crucero de la catedral, siendo venerado por los peregrinos.
El Busto Relicario de Santiago Alfeo: Una Joya Histórica
Sin duda, la reliquia más famosa es el Busto relicario de Santiago Alfeo, una obra del año 1322 atribuida al orfebre local Rodrigo Eáns. Este busto ha sido enriquecido con el paso de los siglos, lo que muestra su gran importancia. La cabeza esmaltada y la esclavina de plata repujada y sobredorada son las piezas originales, a las que se añadieron joyas, pedrería y otros elementos. Además, el busto está adornado con un brazalete de oro del siglo XV y una aureola del siglo XV donada por el gremio de los cintureros. El busto descansa sobre una base y un paso procesional que datan de los siglos XVI y XVII, y en su interior se encontraron numerosas monedas ofrendadas por los fieles en la Edad Media.
Relicarios y Custodias: Piezas de Devoción y Arte
Otra pieza destacada es el relicario del diente de Santiago, que originalmente contenía un diente, aunque tras el incendio de la Capilla de Reliquias en 1921, fue sustituido por un fragmento óseo. Esta obra, donada por el noble parisino Geoffroy Coquatrix en 1321, es una de las primeras representaciones de Santiago Peregrino. Labrada en plata dorada, oro y esmaltes, esta pieza tiene un farolillo gótico donde se custodia la reliquia, mientras que en la otra mano sostiene un bordón con una inscripción alusiva al donante.
La colección también incluye varias custodias de gran valor, como la Custodia procesional de Antonio de Arfe, realizada en plata sobredorada y esmaltes. Encargada por el arzobispo Fonseca entre 1539 y 1545, esta custodia está decorada con relieves que representan la vida de Jesús, y estatuas de apóstoles, profetas y doctores. La custodia, que remata con una figura de Cristo Resucitado, aún procesiona por las calles de Santiago durante la festividad del Corpus Christi.
Cálices y Vinajeras: Riqueza y Devoción
Los cálices y vinajeras son otra parte importante de la colección de orfebrería. Desde el sencillo Cáliz y Patena de San Rosendo, del siglo XIII, hasta el elaborado copón barroco de 1699 realizado en oro y adornado con piedras preciosas y perlas, la variedad es asombrosa. También destaca el cáliz rococó del Chantre Gondar de 1753, de plata sobredorada, que muestra la riqueza del arte sacro en esa época.
Ya en el siglo XX, encontramos cálices neorrománicos, como el ofrecido por el Rey Humberto de Italia en 1948, o el cáliz donado por el mariscal francés Pétain en 1925, realizado en plata y marfil por el orfebre francés Puiforcat, una muestra del estilo art decó aplicado a la orfebrería religiosa.
Cruces y Otras Piezas de Incalculable Valor
La colección de cruces de la catedral es igualmente impresionante. Aunque la Cruz prerrománica de Alfonso III fue robada en 1906, otras como la Cruz de los Roleos del siglo XI y la Cruz de las Perlas, de taller parisino del siglo XIV, siguen siendo testigos de la devoción y el arte que han marcado la historia de la Catedral de Santiago.
Por último, es imposible no mencionar otras piezas como la esclavina original del Apóstol del Altar Mayor, donada en 1704 por el arzobispo Monroy, o el Cristo atado a la Columna, diseñado por Gaspar Becerra en el siglo XVI.