Historia de la Torre del Reloj
Historia de la Torre del Reloj
Un faro del tiempo en la ciudad. Descubre la historia de la Torre del Reloj, el corazón que marca el ritmo de Santiago de Compostela y que ha guiado a generaciones de peregrinos.
La Torre del Reloj de la Catedral de Santiago de Compostela, conocida erróneamente como "La Berenguela", es uno de los elementos más emblemáticos de este monumento. Su rica historia y su imponente diseño arquitectónico la convierten en una de las estructuras más admiradas de la catedral.
¿Por qué se llama erróneamente "La Berenguela"?
El nombre "Berenguela" proviene de una antigua torre defensiva mandada construir por el arzobispo Berenguel de Landoira en el siglo XIV. Aquella torre protegía el flanco occidental de la catedral, pero estaba situada donde hoy se encuentra el Palacio de Rajoy, en la Plaza del Obradoiro. El error de denominar "Berenguela" a la actual Torre del Reloj radica en la confusión entre ambos torreones, aunque su función original como estructura defensiva sí conecta su historia.
Construcción inicial y aportaciones francesas
La torre comenzó a levantarse en 1468 junto a la fachada de las Platerías como refuerzo de la estructura románica. Durante este periodo, se añadieron figuras góticas de apóstoles que aún adornan sus muros. En 1483, el monarca francés Luis XI financió dos grandes campanas para la torre, lo que llevó a que se le llamara "Torre del Rey de Francia" en su momento.
Transformación barroca por Domingo de Andrade
El aspecto actual de la Torre del Reloj se debe al maestro Domingo de Andrade, quien en 1676 asumió la tarea de convertirla en una majestuosa estructura barroca. Sobre el cubo medieval original, Andrade construyó un segundo cuerpo octogonal decorado con templetes, trofeos y sartas de frutas, culminando con una cúpula y linterna. Esta última actúa como un faro iluminado durante ocasiones especiales del calendario jacobeo.
La campana y el reloj: Detalles únicos
El gran vano del primer cuerpo, rodeado de templetes circulares, albergó la histórica campana de las horas, fundida en 1729. Aunque esta ya no se usa, las campanas actuales, instaladas en 1990, siguen marcando las horas. El reloj, con una esfera de mármol en cada lado y diseñado por Andrés Antelo en 1831, aún requiere un relojero para darle cuerda a diario.
Un símbolo de Santiago
Con sus 70 metros de altura, la Torre del Reloj es un símbolo inconfundible de la catedral y una obra maestra del barroco. Desde su origen defensivo hasta su función actual como referencia temporal y lumínica, este imponente monumento combina historia, arte y devoción en el corazón de Compostela.
Preguntas frecuentes sobre la Torre del Reloj
¿Por qué la llaman Berenguela? En esta sección respondemos a las preguntas más frecuentes sobre la Torre del Reloj, su enorme campana y los secretos que guarda este icónico guardián del tiempo en Santiago.
Se trata de un nombre erróneo. El apelativo "Berenguela" pertenecía a una antigua torre defensiva del siglo XIV, mandada a construir por el arzobispo Berenguel de Landoira, que se encontraba en una ubicación diferente. A pesar de la confusión, la historia defensiva de esa torre sí se relaciona con la función original de la actual Torre del Reloj.
La construcción original de la torre comenzó en 1468. Inicialmente, se levantó para reforzar la estructura románica de la catedral, junto a la fachada de las Platerías.
En 1483, el rey Luis XI de Francia financió la creación de dos grandes campanas para la torre, un hecho tan significativo que en su momento se la llegó a conocer como la "Torre del Rey de Francia".
El maestro Domingo de Andrade fue el responsable de su transformación barroca. A partir de 1676, añadió el segundo cuerpo octogonal, una cúpula y una linterna sobre el cubo medieval original.
El reloj, con esferas de mármol en cada lado, fue diseñado por Andrés Antelo en 1831 y todavía requiere que un relojero le dé cuerda a diario. Las campanas del siglo XVIII que marcaban las horas fueron sustituidas en 1990, y las originales, que se dañaron por el uso, se conservan hoy en el claustro de la catedral.
La linterna que corona la torre actúa como un faro. Se ilumina en ocasiones especiales y festividades del calendario jacobeo, sirviendo como un punto de referencia para los peregrinos.
La torre mide aproximadamente 70 metros de altura, lo que la convierte en una de las estructuras más imponentes de la catedral.
Curiosidades de la Torre del Reloj
Curiosidades de la Torre del Reloj
El corazón de la ciudad esconde secretos. Descubre las curiosidades de la Torre del Reloj: por qué la llaman "La Berenguela", qué pasó con su campana original y el secreto que su relojero guarda cada día.
La torre actual es incorrectamente llamada "La Berenguela". La verdadera Torre de la Berenguela fue un torreón defensivo del siglo XIV, mandado construir por el arzobispo Berenguel de Landoira, que se encontraba en otra zona, cerca del actual Palacio de Rajoy. La confusión viene de un "cubo" defensivo levantado en el siglo XV cerca de las Platerías que también fue llamado así.
En 1483, el rey de Francia, Luis XI, realizó generosas donaciones que se utilizaron para las dos grandes campanas que se instalarían en la torre. Gracias a él, una de sus antiguas denominaciones fue la de "Torre del rey de Francia".
El cubo inferior de la torre, construido en el siglo XV, está hecho con sillares traídos de los escombros del castillo de A Rocha Forte, que fue destruido durante las guerras Irmandiñas.
La linterna que corona la torre se ilumina para señalar fechas importantes del calendario jacobeo, como las noches de los Años Santos y los días 25 de julio y 30 de diciembre de cada año, sirviendo como un faro que guía a los peregrinos.
La enorme campana de las horas, fundida en 1729, se resquebrajó y dejó de sonar. En la actualidad, esta histórica campana no se encuentra en la torre, sino en el claustro de la Catedral. Las campanas que suenan hoy en día fueron fundidas en Holanda en 1990.
El reloj de la torre, construido en 1831 por Andrés Antelo, tiene una sola aguja. Es un mecanismo antiguo que, aún hoy, requiere que un relojero lo suba a diario para darle cuerda y asegurar su puntualidad.
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