Excavaciones arqueológicas
Santiago de CompostelaExcavaciones Arqueológicas en la Catedral de Santiago de Compostela
Cuando hablamos de las excavaciones en la Catedral de Santiago de Compostela, debemos empezar por la labor arqueológica del canónigo López Ferreiro en el siglo XIX. Fue él quien, el 28 de enero de 1879, descubrió las reliquias escondidas del Apóstol Santiago. Gracias a su trabajo, el mausoleo romano donde se enterró a Santiago se hizo visitable, aunque con muchos cambios. Sin embargo, su actuación también ha recibido críticas por la destrucción que causó al edificio romano, algo que debemos entender en el contexto histórico de su época.
Las Basílicas de Santiago
Sobre este mausoleo se construyeron las tres basílicas de Santiago: la actual románica y dos prerrománicas. Estas fueron excavadas a mediados del siglo XX bajo la dirección de Manuel Chamoso Lamas, revelando datos desconocidos de la historia de Santiago. Puedes acceder a estos restos a través de las escaleras en el suelo de las naves, cerca del Pórtico de la Gloria.
Un Viaje en el Tiempo
El primer espacio excavado es amplio y se interrumpe al fondo por la trasera de la cripta del Pórtico de la Gloria. La altura disminuye rápidamente hacia adelante, indicando el declive del terreno sobre el que se construyó la catedral románica. Alrededor, a diferentes alturas, se pueden ver numerosas tumbas de varias épocas, desde la época hispano-romana hasta el siglo XI. Salvo algún esqueleto que aún se encuentra in situ, los huesos fueron depositados en un osario en este lugar.
Los Restos de la Antigua Compostela
Además de los cimientos de la iglesia actual, alrededor de esta necrópolis se pueden ver los restos del basamento de un torreón y de la cerca defensiva levantada por el obispo Sisnando alrededor del año 900. Esta cerca fue completada por su sucesor Cresconio a mediados del siglo XI. Aunque no sirvió de mucho cuando en 997 el caudillo árabe Almanzor atacó la ciudad y prendió fuego a la basílica fundada por Alfonso III. Restos de madera carbonizada y otros materiales encontrados en el lugar confirmaron estos hechos históricos.
La Basílica de Alfonso III
En la parte más profunda de la excavación, donde la altura empieza a impedir la visita, se hallaron restos del pórtico de acceso a la basílica de Alfonso III, consagrada en el año 899. Esta basílica sustituyó a la primera de Alfonso II, que era más pequeña y estaba hecha de piedra y arcilla. Las excavaciones revelaron que la basílica de Alfonso III tenía grandes proporciones para su época, con una nave central muy ancha debido a la existencia del mausoleo romano. Se encontraron fragmentos de su pavimento de hormigón rojizo, restos del revestimiento de los muros de pórfido verde, y pequeños arcos de herradura de sus vanos.
El Baptisterio y la Capilla de San Juan Bautista
Adosado al muro norte de esta iglesia, había un espacio cuadrangular que era el baptisterio y la capilla de San Juan Bautista. Excavando aún más, bajo los restos de la basílica de Alfonso III, se localizó el umbral de la puerta oeste de su antecesora, la de Alfonso II. Esta era más modesta en proporciones y materiales, con una sola nave que también acogía el mausoleo.
Descubrimientos en el Brazo Sur del Crucero
Otra área de excavaciones se encuentra bajando desde el brazo sur del crucero, junto a la puerta de las Platerías. Aquí se encontraron restos difíciles de interpretar, que podrían ser de época romana, como pequeñas termas relacionadas con una guarnición romana. Otros restos parecen estar relacionados con el mausoleo romano donde se depositó el cuerpo de Santiago y sus discípulos Atanasio y Teodoro.
La Lauda Sepulcral del Obispo Teodomiro
Lo más interesante de estas excavaciones fue el descubrimiento de la lauda sepulcral del obispo Teodomiro, exhibida hoy en la nave lateral del crucero sur. Teodomiro fue el obispo de Iria Flavia a quien el ermitaño Pelayo acudió tras descubrir el sepulcro de Santiago. La lauda presenta una cruz asturiana típica de su tiempo y su epitafio identifica a "Teodomiro obispo de Iria". Los estudiosos creen que Almanzor destruyó su sarcófago original en 977. Así, el descubrimiento de su lauda en noviembre de 1955 fue un gran hallazgo para la historiografía compostelana.