La Fachada de la Quintana | Historia y Visita

Bienvenidos a la Catedral de Santiago

La Fachada de la Quintana.

 La fachada de la Quintana, transformada del románico al barroco en el siglo XVII, destaca por la Puerta Real, la Puerta Santa y esculturas del Maestro Mateo, fusionando historia y monumentalidad. 

Historia de la Fachada de la Quintana

La fachada de la Quintana, situada en el lado este de la Catedral de Santiago, refleja siglos de transformaciones y añadidos. Originalmente, la cabecera románica, con su ábside y capillas adosadas, se presentaba como una estructura funcional más que estética. Frente a ella, el monasterio de Antealtares y su muro liso acentuaban la sensación de desorden. Este espacio, conocido como la Plaza de la Quintana, desempeñaba un papel central en la Compostela medieval, albergando mercados, la sede del Concejo y enterramientos en la denominada Quintana de Muertos.

La Renovación Barroca: La Obra de Vega y Verdugo

En el siglo XVII, el canónigo Vega y Verdugo impulsó una transformación integral, encargando al arquitecto José de la Peña de Toro el diseño de una fachada barroca que unificara y ocultara las irregularidades del espacio. Peña de Toro creó una “fachada telón” con balaustradas modernas y pináculos que reemplazaron las antiguas almenas medievales. Además, incorporó un corredor elevado que permitía recorrer la parte superior del muro sobre la plaza.

Vega y verdugo 1657, fachada da Quintana
La crestería de Peña de Toro sustituyó las almenas medievales. Detalle de la cabecera de la catedral. Al fondo, el muro del monasterio de Antealtares, en la Quintana

Una de las consecuencias de este rediseño fue la integración de la iglesia de la Corticela dentro del recinto de la catedral, aunque conservó su estatus como parroquia independiente. Para facilitar el acceso, se creó la Puerta de los Abades, de diseño sencillo y clásico.

La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.
La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.

La Puerta Real y la Puerta Santa

En 1658, bajo la torre del reloj, comenzó la construcción de la Puerta Real, destinada a la entrada de la realeza. Su decoración actual, con trofeos militares y adornos frutales, fue obra de Domingo de Andrade hacia 1700. Además, cerca de esta entrada se encuentra una pequeña capilla que hoy alberga la Archicofradía del Apóstol.

La Puerta Santa, situada casi en el centro de la fachada, es un elemento emblemático. Abierta en el siglo XVI y modificada en el XVII, se embelleció con figuras de Apóstoles y personajes del Antiguo Testamento provenientes del antiguo coro del Maestro Mateo. En su remate destacan las esculturas de Santiago Peregrino junto a Atanasio y Teodoro, realizadas por el escultor Pedro del Campo.

En la fachada de la Quintana, un –retablo- pétreo con hornacinas y piezas medievales del maestro Mateo rodean la Puerta.
En la fachada de la Quintana, un –retablo- pétreo con hornacinas y piezas medievales del maestro Mateo rodean la Puerta.

Proyectos Fallidos y Transformaciones Inconclusas

A lo largo de los siglos, se proyectaron diversas obras que no llegaron a completarse. Entre ellas destaca un diseño neoclásico para la Puerta Santa de Melchor de Prado en 1794. Incluso en el siglo XIII, se planeó una gran cabecera gótica que transformaría la planta de cruz latina en una de cruz griega, permitiendo la creación de capillas funerarias. Sin embargo, la muerte del arzobispo que lideraba el proyecto detuvo su ejecución.

Hoy, la fachada de la Quintana, con su rica mezcla de estilos y transformaciones, sigue siendo un símbolo de la evolución histórica y arquitectónica de la Catedral de Santiago, uniendo pasado y presente en el corazón de Compostela.


La Fachada de la Quintana no solo embellece la Catedral de Santiago, sino que también guarda entre sus muros siglos de fe, arte e historia que siguen emocionando a peregrinos y visitantes. 

Preguntas frecuentes sobre la Fachada de la Quintana

  Se ubica en el lado este de la Catedral, frente al monasterio de Antealtares, en la Plaza de la Quintana. 

 En su origen, era una cabecera románica funcional con ábside y capillas, sin una intención estética clara. 

Era un espacio central en la vida compostelana, con mercados, funciones del Concejo y enterramientos en la llamada "Quintana de Muertos".

 El canónigo Vega y Verdugo encargó la reforma en el siglo XVII al arquitecto Peña de Toro. 

Creó una fachada telón barroca con balaustradas, pináculos y un corredor elevado para disimular las irregularidades originales.

 Es una entrada de diseño sencillo añadida para facilitar el acceso tras integrar la iglesia de la Corticela al conjunto catedralicio. 

 Fue construida en 1658 como entrada destinada a la realeza, y fue decorada con motivos barrocos por Domingo de Andrade. 

 Es uno de los accesos más emblemáticos, decorado con esculturas del Maestro Mateo, y se abre solo en los Años Santos Compostelanos. 

 Sí. Destaca el intento de reforma neoclásica de Melchor de Prado en 1794 y un ambicioso plan gótico en el siglo XIII que no se completó. 

 Porque representa una síntesis de siglos de evolución arquitectónica, uniendo elementos románicos, barrocos y medievales en un mismo conjunto. 

Esperamos que estas respuestas hayan resuelto tus dudas sobre la Fachada de la Quintana. Con cada pregunta resuelta, su historia se vuelve más fascinante. ¡Continúa explorando sus secretos! 


Curiosidades de la Fachada de la Quintana

La Fachada de la Quintana se abre a la plaza del mismo nombre, que se divide en dos niveles: la Quintana de Muertos (antiguo cementerio medieval) y la Quintana de Vivos, separadas por la gran escalinata central. 

En el centro de la fachada se encuentra la Puerta Santa, que solo se abre en Año Santo Jubilar. Su acceso está adornado con esculturas reutilizadas del coro pétreo del Maestro Mateo. 

Fue concebida como una auténtica “fachada telón barroca” por José de la Peña de Toro en el siglo XVII, diseñada para ocultar el irregular conjunto románico de la cabecera y dar uniformidad al espacio. 

Construida en 1658 y rematada por Domingo de Andrade, era el acceso reservado a reyes y autoridades, lo que le dio un simbolismo político además de religioso. 

Antes de la intervención barroca, la catedral mostraba almenas que le daban aspecto de fortaleza medieval. Estas fueron sustituidas por una elegante balaustrada y pináculos coronados por bolas. 

El cierre barroco incorporó dentro del conjunto catedralicio la iglesia de la Corticela, que hasta entonces había estado aislada, aunque conserva aún hoy su independencia parroquial. 

La escalinata que une la Quintana de Muertos con la de Vivos está cargada de simbolismo. Muchos la interpretan como el paso de la muerte a la vida, reforzando el carácter espiritual del lugar. 

En la Puerta Santa, Santiago aparece representado como peregrino, acompañado de sus discípulos Atanasio y Teodoro, que también portan conchas y sombreros, recordando la universalidad del Camino. 

Pese a su nombre lúgubre, la Quintana siempre fue un lugar de gran actividad social: funcionó como mercado, lugar de reunión del Concejo y hasta como escenario de celebraciones y actos populares. 

En el siglo XVIII se planteó construir una nueva Puerta Santa de estilo neoclásico, pero el proyecto quedó en papel, dejando como legado la versión barroca que hoy contemplamos. 

 La Fachada de la Quintana es un reflejo de cómo el paso de los siglos y el ingenio arquitectónico convirtieron un espacio irregular en uno de los rincones más emblemáticos de la Catedral. 

Galería fotográfica

Un recorrido visual por la magia de la Catedral de Santiago
Vista general del cierre de la cabecera de la catedral. La fachada barroca de la Quintana.
Vista general del cierre de la cabecera de la catedral. La fachada barroca de la Quintana.
Vega y verdugo 1657, fachada da Quintana
Vega y verdugo 1657, fachada da Quintana
La crestería de Peña de Toro sustituyó las almenas medievales. Detalle de la cabecera de la catedral. Al fondo, el muro del monasterio de Antealtares, en la Quintana
La crestería de Peña de Toro sustituyó las almenas medievales. Detalle de la cabecera de la catedral. Al fondo, el muro del monasterio de Antealtares, en la Quintana
La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.
La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.
En la fachada de la Quintana, un –retablo- pétreo con hornacinas y piezas medievales del maestro Mateo rodean la Puerta.
En la fachada de la Quintana, un –retablo- pétreo con hornacinas y piezas medievales del maestro Mateo rodean la Puerta.

Artículos Relacionados