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Catedral de Santiago de Compostela
Catedral de Santiago de Compostela: Biblioteca y la Sala Capitular
Biblioteca y la Sala Capitular de la Catedral de Santiago

Toda la historia de la Biblioteca y la Sala Capitular

La Biblioteca y la Sala Capitular cuentan con una decoración abundante sobre todo en sus bóvedas planas de granito. Ambas están dentro del recorrido del Museo, aunque se cierran al público cuando el Cabildo se reúne, por lo que mantienen aún su función.

El perímetro de la Biblioteca está rodeado de estanterías con importantes colecciones bibliográficas y en el centro vemos un facistol del siglo XVIIEn esta sala se guardan también los dos Botafumeiros de la Catedral.

La Sala Capitular la preside una importante mesa bajo el dosel del dormitorio de Carlos III. También podemos ver un elegante retablo con frontón. Su hornacina acoge una imagen de Santiago Peregrino.


Una vez terminado el claustro, se le dotó de las fachadas exteriores. A la empezada en 1540 por Rodrigo Gil de Hontañón en la Plaza de las Platerías para albergar el Tesoro, se unirían a inicios del siglo XVII unas nuevas obras adosadas a las logias sur y oeste. Éstas son las que conforman en el exterior la gran fachada claustral del Obradoiro, visible en antiguos dibujos aún junto a la fachada románica. Ya en 1599 se habla de hacer por la parte de la “Plaza del Hospital” - la del Obradoiro -, dos piezas para servir al Cabildo.

Los patrocinadores serían los arzobispos Juan de Sanclemente y Torquemada; y el diseñador, Jácome Fernández. Precisamente, los escudos de estos dos prelados ostentan en la puerta de acceso a la Biblioteca y Sala Capitular, ambas dentro del recorrido del Museo a día de hoy. Se cierran al público cuando el Cabildo se reúne, por lo que mantienen aún su función. Ambas salas sufrieron un incendio en 1751, por lo que en ese mismo año se encargó su reedificación a Lucas Ferro Caaveiro.

La decoración es abundante en ambos espacios, sobre todo en las bóvedas, respondiendo ya a un gusto rococó. Y de hecho, una novedad son esas bóvedas planas de granito, que en la Biblioteca se centra por un gran plafón central sostenido por fragmentos de arcos, los cuales dan lugar a lunetos decorados con símbolos jacobeos sobre la cornisa. Los frescos, lunetos y sanguinas de esta bóveda aluden a pasajes de la vida del Apóstol, y son una obra de 1756 de Arias Varela.

El crucero de la Catedral de Santiago
Detalle de la bóveda plana de piedra de la Biblioteca. Se decora con frescos y sanguinas con la vida del Apóstol de Arias Varela (1756)

El perímetro de la Biblioteca está rodeado de estanterías con importantes colecciones bibliográficas procedentes, en gran medida, del legado de don Pedro de Acuña y Malvar a la Catedral. En el centro vemos un facistol de Gregorio Español y Juan da Vila del siglo XVII para la lectura en coro de libros de Salmos, además de vitrinas con facsímiles de las obras más importantes del Archivo Catedralicio, como el Codex Calixtinus. En esta sala se guardan también los dos Botafumeiros de la Catedral. Por un lado, si es que no está en uso colgando del centro del cimborrio, está el Botafumeiro original de latón bañado en plata, de José Losada, hecho en 1851. Y por el otro, su réplica de plata de 1971, regalo de la Hermandad de Alféreces Provisionales. Además, encontramos también el Púlpito de Opositores de 1744, de Francisco de Lens, soportado por un Atlante que recuerda al compostelano Pazo de Bendaña, y que cumplió su función junto al Altar de la Soledad del trascoro.

El crucero de la Catedral de Santiago
Detalle de los anaqueles con libros y el facistol para libros de coro en la Biblioteca. Al fondo, el Botafumeiro.

Pero lo cierto es que por su preciosismo pictórico y alarde técnico de la talla del duro granito, lo más impactante de la sala es la bóveda plana de la Sala Capitular, cuyo encalado y pintura debemos a Tomás de Aguilar.

El crucero de la Catedral de Santiago
Detalle de la bóveda plana de piedra de la Sala Capitular decorada con motivos jacobeos. Fue encalada y pintada por Tomás Aguiar.

Preside la sala un elegante retablo con frontón de gusto rococó, obra del italiano Sernini. Su hornacina, flanqueada por dos óleos sobre cobre de Francken III del Camino del Calvario y la Conversión de San Pablo, acoge una imagen de Santiago Peregrino de 1754, obra de José de Gambino.

Sala Capitular Catedral de Santiago
En una hornacina de la Sala Capitular un Santiago Peregrino de Gambino. La puerta comunica con la contigua Biblioteca.

Frente a este retablo está la pesada mesa presidencial, proyecto que también recayó en Ferro Caaveiro, que hizo las salas. Sobre ella está un dosel de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, una imitación del realizado con cartones en 1764 por Guillermo de Anglois para el dormitorio de Carlos III, estilo al que pertenecen también otras consolas doradas con sobre de mármol que hay en la sala.

Sala Capitular Catedral de Santiago
La sala capitular la preside una importante mesa bajo el dosel del dormitorio de Carlos III. A un lado, sillón usado por Juan Pablo II. Al otro caja de taracea para votaciones.

Frente a las ventanas que se abren al Obradoiro se exhiben algunos tapices de la importante colección de la Catedral. Éstos son de origen flamenco del siglo XVII, del taller de los Van der Hecke, y representan episodios de las Guerras Púnicas. El cuadro de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe es de 1769 y lo pintó el mexicano Juan Patricio Moflete, mientras que el sillón con escudo de Juan Pablo II es el que este pontífice utilizó en sus visitas a Compostela. Completan el mobiliario de esta sala un gran brasero del siglo XVII con símbolos jacobeos, y una urna de votaciones de taracea de nácar y marfil del siglo XVIII, que aún hoy se utiliza en algunas votaciones del cabildo reunido en esta sala, su Sala Capitular.

Sala Capitular Catedral de Santiago
Vista general de la Sala Capitular, donde entre otras piezas se exponen algunos tapices de la importante colección de la Catedral. Éstos son flamencos del siglo XVI.